Japón puede presumir de ser un país avanzado en muchos aspectos, sobre todo en el ámbito tecnológico, con unas aportaciones que asombran al mundo. Ojalá pudiera decirse lo mismo en cuestiones como la Monarquía, que destaca no solo por ser rígida para los que forman parte de la Familia Imperial, sino que discrimina a las mujeres en la sucesión al Trono y las despoja de sus títulos si se casan con personas que no forman parte de la realeza.
Esa rigidez ha sido sufrida por la Emperatriz Michiko, así como por su sucesora, la Emperatriz Masako, que lucha contra una depresión que no le permite desarrollar sus obligaciones oficiales como le gustaría. Sin embargo, no le falta voluntad, como ella misma ha confesado con motivo de su 57 cumpleaños. Además de un posado en solitario por un lado y acompañada por el Emperador Naruhito por otro, la Emperatriz ha señalado que pretende hacer más esfuerzos para recuperarse y así apoyar al Emperador en las tareas de representación.
También ha señalado que espera que su hija, la Princesa Aiko, "siga aprendiendo de los demás y pase su último año como adolescente con un espíritu rico". La Princesa Aiko, que debería ser la heredera si no estuviera prohibido que las mujeres reinen en el país del sol naciente, fue precisamente la protagonista de otro posado el 1 de diciembre de 2020 con motivo de su 19 cumpleaños. La hija de los Emperadores se presentó ante los medios con su perro para celebrar su aniversario de vida.
Su posado, grabado en vídeo, llegó un par de semanas después de otro retrato familiar, esta vez fotográfico y protagonizado por la pareja heredera y sus hijos. El Príncipe Akishino se prestó para una sesión de fotos acompañado por su mujer, la Princesa Kiko, y sus tres hijos, la Princesa Mako, la Princesa Kako y el Príncipe Hisahito. El hijo menor del Príncipe Heredero, nacido en 2006, se lleva casi 15 años con su hermana mayor y más de 11 con la mediana. Vino al mundo cuando su prima Aiko tenía casi 5 años y había quedado prácticamente claro que Naruhito y Masako de Japón no iban a tener más hijos, y por tanto no había heredero para el trono nipón.
Una boda que no llega y una oportunidad para las princesas
Con la llegada del Príncipe Hisahito se abrió una esperanza para la Familia Imperial Japonesa, o al menos para Akishino y Kiko. Se cerró sin embargo para Aiko, que nunca será Emperatriz. Además, llegado el momento de su boda, salvo que contrajera matrimonio con una persona de la realeza sería despojada de sus títulos y honores y abandonaría la Casa Real Imperial Japonesa. Ese ha sido el destino de las princesas imperiales y ese parecía ser el de la Princesa Mako, hija de Akishino de Japón. Sin embargo, se ha abierto una oportunidad, o en su caso dos.
Por un lado, Akishino de Japón ha aprobado el matrimonio de su primogénita con Kei Komuro, un compañero de clase en la Universidad de Gakushuin con el que se prometió en septiembre de 2017: " Apruebo que se casen. La Constitución establece que el matrimonio debe basarse únicamente en el consentimiento mutuo de ambos pretendientes. Si eso es lo que ellos quieren de verdad, creo que como padre debo respetarlo". Pero no todos son alegrías, porque tanto el Heredero como su hija son conscientes de que hay cierta oposición al enlace. El problema es una deuda de unos 30.000 euros que la madre de Kei Komuro contrajo para pagar los estudios de su hijo y que no pudo devolver. Al conocer esta deuda, la Casa Imperial Japonesa optó por paralizar las nupcias hasta que la futura consuegra del Heredero nipón hubiera pagado la deuda a quien corresponde, algo que pasado el tiempo no ha ocurrido. El mayor inconveniente es que quien aportó el dinero es una expareja de la madre de Kei Komuro y hay disparidad de criterios. Una parte señala que es una donación, mientras que la otra habla de un préstamo que debe ser devuelto.
Así, este escándalo ha retrasado la boda, pero no se ha anulado. La Princesa Mako comunicó que el enlace se celebrará, aunque ha evitado dar una fecha. De esta forma gana tiempo para que por un lado se termine el problema con la deuda y por otro su matrimonio no le suponga renunciar a su estatus real. Esa es la otra esperanza de la nieta del Emperador Akihito. Teniendo en cuenta que el futuro de la Casa Imperial pasaría solo por el único varón joven, el Príncipe Hisahito, si sus hermanas y primas se casan con plebeyos y abandonan sus compromisos oficiales todo el peso recaería sobre él. En ese sentido y según la prensa japonesa, el Gobierno trabaja en una medida que supondría ofrecer un cargo honorífico a las princesas reales que se casen con personas sin procedencia real, lo que les permitiría seguir con su trabajo de representación. Posponer su boda le da tiempo para que la medida sea efectiva y así no tener que renunciar a la vida que ha conocido hasta entonces. De todos modos, si sale adelante el proyecto podrían volver los derechos que perdió la Princesa Sayako, hija del Emperador Naruhito, despojada de sus estatus real al contraer matrimonio con Yoshiki Kuroda, por lo que tendría carácter retroactivo.
Todo esto permitiría también a Aiko de Japón no perder su posición como Princesa Imperial, ya que se le ha impedido reinar algún día por ser mujer. Lo que queda pendiente y sería más justo es modificar la ley para que las mujeres puedan ser Emperatrices por sí mismas, algo que podría ocurrir si cuando llegue el momento, el Príncipe Hisahito solo tuviera hijas o no tuviera descendencia.