La Reina de Inglaterra tiene un refugio en Escocia: el Castillo de Balmoral. En ese lugar la Monarca se relaja y deja de ser la Reina Isabel II para ser solo Isabel. En ese castillo, que solo le pertenece a ella y no a toda la Familia Real, tiene tiempo para dedicárselo a ella misma y olvidarse de la agenda real. El Castillo de Balmoral fue alquilado por sus antepasados para años más tarde ser comprado por la Reina Victoria y el Príncipe Alberto.
Es en este lugar, donde la Reina deja de lado el protocolo y viste de forma campestre y con zapatillas, donde ha desarrollado un curioso hobbie. Así lo recogen varios medios británicos que afirman que la Monarca disfruta viendo cómo el personal caza murciélagos en el mismísimo salón del castillo. Estos animales parecen haber encontrado su hogar entre las vigas del techo de la vivienda y parece que estén causando más de un problema. Pero eso, lejos de preocupar a la Reina, le divierte según afirman fuentes cercanas. Y es que tras atrapar y liberar a los murciélagos, la Monarca no quiere que se cierren las ventanas por lo que estos animalitos no tardan en volver a colarse en el interior del castillo.
Además, la Reina ha dado órdenes de que se capturen a la antigua usanza, sin trampas o venenos de ningún tipo. Posiblemente se cacen con una red, como hacia la propia Reina. Y es que en el pasado la Monarca ya disfrutaba de este curioso pasatiempo de cazar murciélagos con una red para mariposas, aunque ahora disfruta viendo como lo hacen los demás.
El amor por Balmoral
Al igual que solía pasarle a la Reina Victoria, que aseguraba que en Balmoral era donde se sentía más feliz, la Reina Isabel cada vez disfruta más de sus tranquilos días alejada de toda preocupación real. Pero aunque el castillo es un lugar de retiro, en el pasado se celebraron entre sus paredes reuniones, fiestas y actos importantes para la Realeza. Entre ellos la coronación del Rey Jorge IV en 1822 o el nacimiento de la Reina Victoria de Battenberg en 1887.