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Emma Gruenbaum, exmasajista del Príncipe Andrés, ha narrado algunos de los difíciles momentos que tuvo que vivir mientras trabajaba para el Duque de York, a quien ha definido como "una plaga sexual constante" en una entrevista exclusiva para el diario The Sun. Gruenbaum asegura que comenzó a tratar al Príncipe Andrés solo unos meses después de que comenzaran a surgir las primeras noticias sobre la red de tráfico de menores de Jeffrey Epstein.
La masajista comenzó a prestar sus servicios como una empleada independiente del personal de la Casa Real británica en el verano de 2005 y en ese mismo año trató al Príncipe Andrés en 6 ocasiones: "El Duque de York trató de abrazarme después de las sesiones de masaje en el Royal Lodge en Windsor Great Park y siempre insistió en estar desnudo, estando tapado solo por una toalla", denuncia.
Un testimonio importante
La empleada asegura que habla ahora porque no puede aguantar más, especialmente después de que el equipo legal del Príncipe Andrés asegurase que Virginia Giuffre podría estar teniendo falsos recuerdos sobre sus encuentros con el Duque de York para intentar exculparlo de los supuestos delitos de abusos sexuales cuando Giuffre aún era menor de edad y fue captada por la red de menores de Epstein.
"Tenía muchos clientes de alto perfil y, a menudo, visitaba sus hogares. Pero Andrés era muy diferente. Fue una plaga sexual constante desde el principio. Una vez estaba ajustando la mesa de masaje y escuché a Andrés decirme: 'Buen culo, ¿te gusta que te den?', me di la vuelta y estaba detrás de mí, muy cerca, casi tocándome. Le contesté que eso no era de su incumbencia y que no podía hablarme así".
La masajista asegura que las sesiones eran muy incómodas porque en todo momento tenía que estar pendiente de que la toalla siguiera cubriendo las partes íntimas del Príncipe Andrés, que no paraba de hacer bromas sobre sexo, incluso cuando ella le había pedido en reiteradas ocasiones que parara. Después de aquello, recibió varios cheques y llamadas para que acudiera a prestar sus servicios como masajista semanalmente durante dos meses, momento en que dejó de recibir llamadas del personal del Príncipe Andrés.