Sin embargo, Felipe VI prefiere no mirar demasiado al pasado, o de hacerlo, quedarse con grandes momentos como su 50 cumpleaños, en el que entregó el Collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro a la Princesa Leonor, su visita junto a la Reina Letizia y sus hijas Leonor y Sofía a Covadonga del 8 de septiembre de 2018 para celebrar los 1300 años del origen del Reino de Asturias, el primer centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de Covadonga y el primer siglo de la creación del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga. También podrá sonreír al recordar los festejos por el 40 aniversario de la Constitución Española en el Congreso, a pesar de los quebraderos de cabeza que dio la presencia del Rey Juan Carlos, al acordarse del gran debut de la Princesa Leonor leyendo en público el Artículo I de la Carta Magna en el día de su 13 cumpleaños, o al sentir el afecto de muchos ciudadanos y ciudadanas que son leales a la Corona, aunque haya otros muchos que no lo sean.
Iñaki Urdangarin, un royal en la cárcel
Iñaki Urdangarin viajó a Palma al día siguiente para recoger el mandamiento de prisión, y agotó hasta el final su permiso en Ginebra. El 17 de junio voló a Madrid, y el día 18 a las 08:13 horas ingresó en la cárcel de mujeres de Brieva (Ávila). La razón es que así podía estar solo en el módulo de hombres, que permanecía en desuso, y de ese modo no tener contacto con otros reclusos, garantizándose al máximo su seguridad. La Casa Real estaba satisfecha porque comenzaba el principio del fin del mayor escándalo de la Monarquía. El yerno de Juan Carlos I empezaba a pagar por lo que había hecho, aunque su presencia en la cárcel no iba a alejarle de seguir protagonizando titulares. Así, las visitas con privilegios de la Infanta Cristina dieron mucho de lo que hablar, si bien es cierto que fueron justificadas por Interior. Otro quebradero de cabeza para la Casa Real fue el recurso de amparo al Tribunal Constitucional, en el que pide que le ponga en libertad al asegurar que se vulneraron sus derechos. Que Iñaki Urdangarin cumpla su condena es bueno para la imagen real, pero que incluso allí dentro siga clamando por su inocencia y pidiendo la libertad no hace ningún bien ante una sociedad que es más exigente que nunca.
Juan Carlos I y el regreso de Corinna
Si Urdangarin ha seguido dando problemas, quien también ha manchado la imagen de la Corona profundamente ha sido Juan Carlos I. Hace tiempo que el Rey Emérito destruyó su reputación, pero 2018 se esperaba que fuera un año feliz para él. Con motivo de su 80 cumpleaños y de los 40 años de la Constitución, iban a tener lugar varios actos de exaltación de su figura y de la de la Reina Sofía, si bien es cierto que ella no necesitaba una rehabilitación, mientras que a él sí le hacía falta. El 5 de enero celebró su aniversario por todo lo alto, aunque con la ausencia de la Infanta Cristina y sus hijos, y al día siguiente, Don Juan Carlos y Doña Sofía estuvieron en la celebración de la Pascua Militar, con la importancia que eso tenía. Las semanas iban pasando y los homenajes continuaron, pero entonces llegaron las filtraciones que arruinaron el plan de la Casa Real y que contribuyeron a hundir más la ya maltrecha imagen de quien un día fue un Monarca valorado.
En julio de 2018 salieron a la luz unas grabaciones correspondientes a unas conversaciones mantenidas en el año 2015 entre el excomisario Villarejo, Juan Villalonga y Corinna zu Sayn-Wittgenstein, esa mujer que cuando parece que ha desaparecido para no volver, regresa con algo más potente. Las grabaciones fueron publicadas por Ok Diario y El Español y no dejaban en buen lugar al Rey Emérito, ya que Corinna señalaba que contaba con cuentas en Suiza, además de hablar sobre la propiedad de un terreno en Marruecos y el cobro de comisiones por haber ejercido de intermediario, concretamente en el AVE La Meca-Medina. Por si fuera poco, manifestó su dolor por haber sido implicada en el Caso Nóos con estas palabras: "En este asunto me ha metido la Casa Real. Han dicho: 'Mejor Iñaki y Corinna que Iñaki y Cristina'. Esa ha sido la idea". Asimismo, acusó al director del CNI, el general Félix Sanz Roldán, de haberle amenazado a ella y a sus hijos en un encuentro mantenido en Londres en 2012: "Hizo amenazas sobre mi vida y la de mis hijos". Tal fue el revuelo, que el general tuvo que declarar en la Comisión de Secretos Oficiales, donde negó las amenazas.
Por otro lado, Podemos, ERC, PDeCAT, Bildu y Compromís registraron una solicitud para crear una comisión parlamentaria de investigación sobre las grabaciones de Corinna. El rechazo de PP, PSOE y Ciudadanos llevó al traste esta comisión. Sumado a ello, el juez De Egea archivó la pieza separada de la Operación Tándem que investigaba los audios filtrados. El Rey Juan Carlos podía respirar tranquilo en ese sentido, pero su imagen quedaba por los suelos y fue castigado por Casa Real. Además de frenar todo tipo de homenajes a su persona, se le apartó de facto de los actos oficiales y se le prohibió viajar a Mallorca para competir en la Copa del Rey de Vela. La versión de La Zarzuela es que una lesión le impedía participar en las regatas, pero lo que se buscaba era alejarle del foco mediático, y sobre todo evitar una foto padre-hijo que solo podía hacer daño a Felipe VI.
Los meses fueron pasando y el Rey Juan Carlos no tuvo una aparición oficial hasta el 2 de noviembre, día del 80 cumpleaños de la Reina Sofía. Un mes y 4 días más tarde, ambos fueron homenajeados por el Rey en el Congreso con motivo del acto central por el 40 aniversario de la Carta Magna, algo que por cierto casi no llega a ocurrir a consecuencia de otra torpeza de Juan Carlos de Borbón, empeñado en que 2018 fuera un annus horribilis. ¿La razón? A finales de noviembre se trasladó a Abu Dabi para animar a Fernando Alonso en su última carrera antes de retirarse. Acudió acompañado de la Infanta Cristina, que desde que Urdangarin entró en la cárcel ha comenzado una campaña de rehabilitación pública. El viaje en sí hacía poca gracia en La Zarzuela, pero fue peor lo que sucedió en la zona de autoridades, cuando el Rey Emérito saludó al Príncipe Heredero de Arabía Saudí, Mohamed bin Salman, cuestionado internacionalmente por su presunta relación en el asesinato del periodista opositor Jamal Khashoggi, ocurrido el 2 de octubre de 2018 en el consulado saudí de Estambul. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí difundió la foto en Twitter para disgusto de Casa Real, que tuvo que salir al paso señalando que fue un saludo protocolario y que no hubo reunión anterior ni posterior con el Heredero de la Casa de Saúd. Una vez más, el daño ya estaba hecho.
El choque de Reinas con la Princesa Leonor implicada
Antes de todo eso se produjo el escándalo de los escándalos, que no es ni mucho menos tan grave como el de Corinna, pero que colocó a la Familia Real en el ojo del huracán. Corría el 1 de abril de 2018, Domingo de Resurrección, y como manda la tradición, la Familia Real asistió a la Misa del Domingo de Pascua en la Catedral de Palma. En esta ocasión acudió hasta el Rey Emérito, que si llega a saber lo que iba a pasar, se hubiera quedado en La Zarzuela.
Ya empezaron mal, porque al entrar en el templo, Felipe VI tuvo que pedir a su mujer y a sus hijas que fueran más despacio porque su padre se estaba quedando rezagado a causa de sus problemas de movilidad. Pero lo peor llegó al finalizar la misa. En uno de los vídeos filtrados en Twitter, se veía a la Familia Real saludando a los asistentes de camino a la salida de la Seo. Es ahí cuando la Reina Sofía ve la oportunidad de hacerse una foto con la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, así que agarra a sus nietas sin darse cuenta de que la menor de las hijas del Monarca estaba saludando a otra persona. La Reina Letizia sí se dio cuenta, así que fue a saludar a esa persona y de paso se situó delante de su suegra y las niñas para impedir que el fotógrafo oficial de Casa Real hiciera la instantánea que tanto deseaba Doña Sofía.
Pero la cosa no acaba ahí. La Reina Sofía insistía, así que en su afán por evitar la foto, la Reina se acerca a la Princesa Leonor y le toca el pelo. La mano de Doña Letizia se junta con la de su hija y su suegra, momento en el que Doña Leonor aparta el brazo de su abuela. Cuando Doña Sofía vuelve a intentarlo, la Princesa de Asturias aparta el brazo de su abuela otra vez. Mientras tanto, el Rey Juan Carlos se queda sin palabras al darse cuenta de lo que acaba de ocurrir, y el Rey Felipe media para acabar con la tensión. Primero pidió a su consorte que parase, y finalmente le dijo a su madre que lo dejara también. El Rey Juan Carlos preguntó a Felipe VI qué había pasado exactamente, pero el Jefe del Estado le contestó que no era el mejor momento para explicaciones.
Quien ríe el último, ríe mejor, debió pensar la Reina Sofía, que ya fuera de los muros de la Catedral volvió a intentar posar con sus nietas y lo consiguió. Aunque la Reina Letizia no tardó en meterse en medio ocupando el sitio que ocupaba la Infanta Sofía, pero la foto ya estaba hecha. Después se produjo el posado de la Familia Real al completo, como si no hubiera pasado nada, pero sí pasó, pasó tanto que se enteró medio mundo, e incluso Marie Chantal de Grecia, esposa del primo favorito de Felipe VI, criticó en Twitter el comportamiento de Doña Letizia y dijo que había enseñado su verdadera cara.
Había que hacer algo para realizar un lavado de imagen, porque la de Doña Letizia había quedado muy tocada. El sábado 7 de abril de 2018, el Rey Juan Carlos ingresó en el Hospital Universitario La Moraleja de Madrid para que se le sustituyera la prótesis artificial que se le implantó en la rodilla derecha en 2011. Esa misma tarde le visitaron los Reyes Felipe y Letizia, la Princesa Leonor, la Infanta Sofía y la Reina Sofía. Y llegó el teatrillo necesario: la Reina de España abrió la puerta del coche a su suegra y caminó detrás de ella. Hubo miradas cómplices y cruce de comentarios, todo era armonía entre suegra y nuera. Casa Real se ocupó también de ofrecer una imagen de Doña Sofía como una feliz abuela con sus nietas pequeñas, y sobre todo con la Princesa Leonor. Comenzó así una sucesión de apariciones en las que Doña Sofía se mostraba muy feliz con Doña Letizia y no soltaba la mano de la Princesa de Asturias. Mucho lavado de imagen, pero lo importante es que se dieron cuenta del error cometido y de cómo un fallo puede acabar con muchos aciertos. Este escándalo, y todos los demás, no pueden volver a repetirse.