La Corona ha superado mucho sin tener que remontarse a aquellos tiempos convulsos en los que había guerra por el Trono o se ejecutó a un Rey Estuardo. Superó dos Guerras Mundiales y la abdicación de Eduardo VIII, un Monarca que nunca quiso serlo realmente y que terminó siendo obligado a dejarlo todo para casarse con la dos veces divorciada Wallis Simpson. La renuncia provocó una crisis institucional que casi se lleva por delante a la Monarquía y colocó a la entonces Princesa Isabel como heredera. Lo que pasó después, todo el mundo lo sabe.
El accidente del Duque de Edimburgo
Sea por presiones o porque se dio cuenta de su error. El Duque de Edimburgo envió una disculpa pública a Emma Fairweather y entonó el mea culpa. "Querida Señora Fairweather. Me gustaría que supiera lo que lamento mi participación en el accidente del cruce de Babingley. No vi venir su coche y estoy muy arrepentido por las consecuencias. Estuve muy preocupado después del accidente, pero me sentí aliviado al saber que no han resultado heridas de gravedad. Cuando la multitud comenzó a agolparse, un oficial de la policía local me recomendó que regresara a Sandringham. Lamento profundamente sus lesiones. Le deseo una pronta recuperación de esta experiencia tan angustiosa. Suyo sinceramente, Philip".
Aunque no hubo finalmente responsabilidad penal, el Príncipe Felipe aprendió la lección y entregó su permiso de conducir para evitar poner en peligro su seguridad y la del resto de personas que pudieran cruzarse con él. Nunca más volverá a ponerse al volante de un coche. Siguiendo su ejemplo, se comunicó que la Reina Isabel, también de edad avanzada, no volvería a conducir salvo cuando se encuentra en carreteras de sus residencias privadas.
Los escándalos de Harry y Meghan
Los Duques de Sussex parecían una esperanza para la Monarquía, una versión más moderna y accesible del Príncipe Guillermo y Kate Middleton, más atados al protocolo y a la carga institucional debido a su rango y posición. El Príncipe Harry siempre ha caído bien a pesar de sus escándalos, y a pesar de todo sigue siendo bien valorado. La meghanmanía surgida al principio ha ido decayendo, y en su caso, la gente no tiene en tan alta estima a esta actriz estadounidense que lo dejó todo por amor sin darse cuenta realmente de dónde se estaba metiendo.
Los presuntos familiares para Meghan Markle han sido una constante, y no precisamente por sus presuntas desavenencias con el Príncipe Guillermo y Kate Middleton o con otros miembros de la dinastía, no. Los verdaderos quebraderos de cabeza se los han dado desde el principio su aborrecible familia, más exactamente su padre y sus medio hermanos, tres personas que han aprovechado la entrada de Meghan Markle en la Familia Real Británica para hacer caja vilipendiándola. La gota que colmó el vaso fue la carta que la Duquesa de Sussex envió a su padre para pedirle que dejara de hablar con la prensa y que Tom Markle filtró a Daily Mail. Eso generó precisamente otro escándalo al demandar al citado medio con un comunicado muy duro del Príncipe Harry en el que deja claro que no se van a dejar que se les humille y se salgan con la suya.
"Mi esposa se ha convertido en una de las últimas víctimas de una prensa sensacionalista británica, que realiza campañas contra personas sin pensar en las consecuencias: una campaña despiadada que se intensificó durante el año pasado, durante todo el embarazo y mientras se encontraba criando a nuestro hijo recién nacido. He sido testigo silencioso de su sufrimiento privado durante demasiado tiempo", aseguró el Duque de Sussex, que además alegó que la carta había sido manipulada para "enmascarar las mentiras que habían perpetuado durante más de un año". Después llegaría otra demanda por informaciones falsas y ofensivas. La Familia Real solía callarse ante las informaciones de la prensa, pero esta vez han dicho basta.
La demanda se conoció en la recta final de su viaje a África, realizado a principios de otoño de 2019. En un gesto de apertura, realizaron un documental para mostrar su viaje oficial. En 'Harry&Meghan: An African Journey' se mostró una imagen distinta, algo poco habitual para la Familia Real Británica.
Los Duques de Sussex abrieron su corazón y entre las muchas declaraciones que ofrecieron destacaron varios asuntos que causaron una gran polémica. El Príncipe Harry reconoció que cuando escuchaba el sonido de los flashes de la cámaras recordaba la muerte de Lady Di y reconoció un distanciamiento con el Príncipe Guillermo, algo que a todas luces no gustó en Buckingham Palace al haber revelado algo tan personal. Impactante fue también lo que confesó Meghan Markle, que habló abiertamente de lo mucho que ha sufrido por la presión mediática y los ataques que lleva recibiendo desde que se conoció su relación con el Príncipe Harry. Quizás la intención fue buena, pero las críticas fueron malas. Hubo quien empatizó con ellos, pero otros les han visto como un problema para la Corona.
A este escándalo se unieron otras polémicas como la forma en la que se gestionó el nacimiento de Archie Harrison, debido a que lo consideraron un asunto privado. Lo mismo ocurrió con su bautizo, si bien es cierto que aunque no se reveló el nombre de los padrinos, sí se divulgaron imágenes. Los Duques de Sussex quieren que su hijo tenga una infancia lo más normal posible, aunque no han querido esconderle e incluso realizó su primer viaje oficial a los 4 meses, superando incluso al Príncipe Jorge, que tenía 8 meses cuando se trasladó a Oceanía con los Duques de Cambridge.
Otro momento polémico tuvo lugar con motivo de las vacaciones de los Duques de Sussex. Estuvieron en Ibiza, y de ahí se marcharon a la Costa Azul en un vuelo privado por el que fueron tachados de hipócritas por vender por un lado la importancia de la lucha contra el cambio climático y una conciencia ecologista, y por otro usar tan contaminantes medios de transporte. Elton John salió a la palestra para defenderles y asegurar que fue él quien pagó el desplazamiento para que pasaran unos días en su casa y que se había encargado de compensar la huella de carbono. De nada sirvió, las críticas no cesaron.
La caída en desgracia del Príncipe Andrés
Pese a ser el hijo favorito de la Reina Isabel por, entre otras cosas, significar el fruto de su reconciliación con el Duque de Edimburgo en una segunda y feliz etapa de su matrimonio, el Príncipe Andrés ha sido un polémico miembro de la Familia Real Británica que ha dado muchos quebraderos de cabeza. En su momento fue querido, adorado e incluso elevado a héroe por su participación en la Guerra de las Malvinas en 1982, que se saldó con la victoria de Reino Unido frente a Argentina. Su carácter complicado, el ser poco simpático en público, sus amistades peligrosas y sus oscuros negocios contribuyeron a ser el royal menos querido. Nada de esto le hizo caer y tuvo que llegar una entrevista para que fuera apartado de los actos oficiales, pero no de la Familia Real.
De sobra era conocida su amistad con Jeffrey Epstein, un pedófilo que creó una trama de explotación sexual a menores. Sin embargo, si en vida del millonario se dejó en paz (más o menos) al Duque de York, el suicidio de Epstein en su celda en agosto de 2019 volvió todas las miradas al Príncipe Andrés. Quedaban demasiadas preguntas sin respuesta, y él, como íntimo amigo, podría resolverlas. Además, el propio hijo de Isabel II había sido acusado por Virginia Roberts, así que algo había que hacer. En noviembre de 2019 se emitió una entrevista en BBC con el Duque de York. El objetivo era aclarar su inocencia y desvincularse de las actividades criminales de Epstein. Sin embargo, el efecto fue el contrario.
La entrevista fue un completo desastre y encendió más los ánimos. Solo quedaba una salida y fue tomada el 20 de noviembre de 2019, día en el que la Reina Isabel y el Príncipe Felipe celebraron su 72 aniversario de boda. El Duque de York envió un comunicado en el que anunciaba que se retiraba de los actos oficiales. "Durante los últimos días, ha quedado de manifiesto que las circunstancias en relación a mi antigua vinculación con Jeffrey Epstein se han convertido en un grave problema para el desarrollo de mi trabajo como miembro de la Familia Real y con el valioso trabajo llevado a cabo con las muchas organizaciones y entidades benéficas con las que estoy orgulloso de colaborar". "Por tanto, pregunté a Su Majestad si podía retirarme de los actos oficiales, y me ha dado su permiso", señaló.
El Príncipe Andrés calificó de imprudente su relación con Jeffrey Epstein y se refirió a las víctimas con una empatía que no había tenido en su desastrosa entrevista: "Su suicidio ha dejado muchas preguntas sin respuesta, en particular para sus víctimas, y simpatizo con todas las personas que se han visto afectadas. Solo espero que con el tiempo puedan reconstruir sus vidas. "Por supuesto, estoy dispuesto a colaborar con la investigación si fuera necesario", finalizó el Duque de York.
La Reina Isabel canceló la fiesta por su 60 cumpleaños, pero no le condenó al ostracismo. A pesar de la caída en desgracia del Príncipe Andrés y de la aparición de escándalos financieros e informaciones que dejan claro la clase de persona que es, no ha querido aislar a su tercer vástago. No solo fue invitado al almuerzo prenavideño en Buckingham Palace, sino que acudió a la Misa de Navidad en Sandringham, donde sorprendentemente caminó junto al Príncipe Carlos, el que ha sido más duro con él y el que más interés tiene en que se aparte para no dañar la Corona que herederá más pronto que tarde. Si Iñaki Urdangarin no fue ejemplar, mucho menos lo ha sido el Príncipe Andrés, un hombre que creyó que su posición le daba carta blanca para hacer lo que quisiera. Quizás no tenga responsabilidad penal alguna, pero la vergüenza le perseguirá por toda la eternidad.