Galería: La Familia Real Sueca en imágenes
Antaño, cuando una Princesa de Suecia contraía matrimonio con un hombre que no pertenecía a la realeza, perdía su tratamiento de Alteza Real, con todo lo que ello suponía en aquel momento. Además, sus hijos no recibían dignidad regia alguna. Es lo que ocurrió con las Princesas de Haga, las cuatro hermanas del Rey Carlos XVI Gustavo.
Todo cambió precisamente con él, que se casó con una azafata alemana de origen brasileño, Silvia Sommerlath, que se convirtió en Reina de Suecia. Sus tres hijos se han casado con quien han querido, y ni Daniel Westling, ni Sofia Hellqvist, ni Chris O'Neill tienen una gota de sangre real. Todos han recibido título menos el marido de la Princesa Magdalena, ya que si aceptaba ser Príncipe de Suecia solo podría trabajar para la Corona y tendría que renunciar a sus negocios, algo a lo que no está dispuesto.Todos los nietos y nietas de Carlos XVI Gustavo han recibido tratamiento de Alteza Real, dignidad de Príncipes o Princesas de Suecia más un ducado, da igual que fueran descendientes regios de varón o mujer. Hasta ahí todo en orden, aunque la descendencia de la Princesa Magdalena tiene un problema si se mantienen lejos del país de su madre.
Ese es precisamente el primer error del traslado familiar. La Princesa Leonor nació el 20 de febrero de 2014 en Nueva York, donde residía la pareja real por aquel entonces. Lo conveniente hubiera sido que la Duquesa de Hälsingland y Gästrikland hubiera dado a luz en Suecia, pero eso ya es otra historia. Pese a residir allí, Magdalena de Suecia quiso que su hija llevara títulos, lo que le obliga a que la niña sea criada en la religión luterana, que no hay ningún problema, y que sea escolarizada a los 6 años en Suecia. Ya lo dijo Svante Lindqvist, Mariscal del Reinom, cuando nació la Princesa Leonor, que para optar a la sucesión debe ser sueca, hablar sueco y ser escolarizada en Suecia.
Esto planteó un problema que parecía resuelto en 2015, pero no. El 15 de junio de ese año vino al mundo el Príncipe Nicolás, que nació en Estocolmo. Parecía que la pareja principesca iba a establecerse en la capital sueca, donde cuentan con una vivienda perfectamente acondicionada, pero solo estuvieron unos meses allí. Estados Unidos ya era historia, pero Londres se antojó como el destino perfecto al ser Chris O'Neill también británico, estar más cerca de Escandinavia y además podía llevar sus negocios desde Reino Unido. El financiero confesó que se le hacía duro vivir lejos de su familia, por lo que hubo traslado.
Y fue pasando el tiempo. El 9 de marzo de 2018 nació la hija menor de Magdalena de Suecia y Chris O'Neill, que como sus hermanos mayores recibió del Rey tratamiento de Alteza Real, dignidad de Princesa de Suecia y un Ducado. Y luego la sorpresa al saber con el comienzo de agosto que la familia dejaba Londres, y no para irse a Suecia, sino para establecerse en Florida, donde Chris O'Neill tiene una propiedad que no consigue vender ni bajando el precio.
Volverán las críticas
Esto plantea un conflicto, ya que la mudanza es indefinida, sin embargo, Casa Real insiste en que llegado 2020, año en el que la Princesa Leonor cumplirá 6 años, será escolarizada en Suecia. Si Magdalena pidió títulos para sus hijos pese a que sabía lo que conllevaban, debe acarrear con las consecuencias. Además, aunque se marchan allí por el bien de los negocios de Chris O'Neill, el financiero podría llevarlos desde Estocolmo y viajar cuando sea necesario.
Otro error también es alejar a Magdalena de Suecia de su país, del Estado al que representa como miembro de la Familia Real. Si bien es cierto que cobra en función de sus tareas oficiales y que desde que salió de Suecia para instalarse en Nueva York se volcó en la World Childhood Foundation, ha recibido innumerables críticas por dejación de funciones. Tampoco se veía bien que residiera lejos de Suecia, aunque al estar en Reino Unido la polémica se relajó. Ahora, quedarse en Florida lleva a que las críticas arrecien, ya que está lejos de casa y no podrá representar tanto a la Corona. Quizás en este tiempo consigan vender la casa y así poder instalarse en Estocolmo sin el lastre que les supone esa vivienda, y de paso con la cuenta corriente aún más llena.