El Príncipe de Gales confió en la persona equivocada para mejorar la imagen de la Monarquía y para que ayudara a los Duques de York ante sus muchos errores.
Lo del Príncipe Andrés ya viene de lejos. Si bien en su juventud se le consideró un héroe por su participación en la Guerra de las Malvinas en 1982, era popular y parecía tener méritos para ser el hijo favorito de la Reina Isabel, no tardó en ir de escándalo en escándalo, algunos conocidos y otros no tanto. Su matrimonio con Sarah Ferguson no le sirvió para remontar, sino todo lo contrario. La Duquesa de York no era el ejemplo de miembro de la Familia Real Británica que se esperaba, y el Príncipe Carlos quiso hacer algo para evitar más errores de los Duques de York.
Para ello confió en quien no debía hacerlo, cometiendo un error del que se habla en el documental de Netflix 'Jimmy Savile: A British Horror Story'. El Príncipe de Gales envió cartas a Jimmy Savile pidiéndole que ayudara a la Familia Real Británica a mejorar en asunto de relaciones públicas y redacción de discursos. Quiso que le ayudara para que la imagen de la Familia Real Británica mejorara en general, y también para que le aconsejara a él mismo. En aquellas misivas hizo hincapié en que Sarah Ferguson, su entonces cuñada, necesitaba asesoramiento, así como el Príncipe Andrés, que era muy dado a cometer errores. Lo hizo porque Jimmy Savile era entonces uno de los hombres más famosos de Reino Unido en su tiempo. Fue dj, productor discográfico y presentador de 'Top of the Pops'. Su imagen parecía intachable porque además era filántropo. Lo que no sabía entonces es lo que se conoció después, que Saville era un monstruo, un pedófilo, depredador sexual y autor de un centenar de casos de necrofilia.
Por aquel entonces, Savile aceptó y le envió un plan que revisaron además del Príncipe Carlos, la Reina Isabel y el Duque de Edimburgo, que fueron engañados por este depredador. Por si quedaban dudas, el director del documental deja claro que el Príncipe de Gales fue engañado por Saville, igual que todo el mundo. Comentó también a The Times que las cartas que le envió muestran la confianza que depositó en él y cómo quiso que le ayudara a mejorar la imagen de la Monarquía, algo en lo que se implicó en distintos momentos entre 1986 y 2006, lo que prueba que su asociación fue larga.En 1989 elaboró una guía sobre cómo debía responder y comportarse la Familia Real cuando ocurría un hecho trágico. Se le pidió porque en 1988 el Príncipe Andrés había visitado Lockerbie, donde había caído derribado vuelo 103 de Pan Am que cubría la ruta entre Frankfurt y Detroit con escala en Londres y Nueva York. Este avión fue víctima de un atentado terrorista, explotó en el aire y cayó sobre Lockerbie. Murieron 270 personas. El Duque de York fue el enviado de la Casa Real Británica para visitar el lugar de la tragedia, y allí, lejos de consolar, metió la pata: "Supongo que estadísticamente algo así tiene que suceder en algún momento, aunque solo afecta a muy poca gente".
El Príncipe de Gales se quedó horrorizado ante estas palabras, al igual que todos los demás, y pensó que alguien tenía que ayudarles. También le pidió en 1989 que asesorara a Sarah Ferguson con estas palabras: "No puedo evitar sentir que sería extremadamente útil para ella si pudieras ayudarla". Quería que acabar con un comportamiento errático de la Duquesa de York como royal del que nunca logró desprenderse. Todo fue un error, pero el Príncipe Carlos no lo sabía.