La noticia saltó a todos los medios enseguida. A sus 31 años, Erika Ortiz Rocasolano había sido encontrada muerta en extrañas circunstancias en su casa, el domicilio del número 40 de la calle de la Ladera de los Almendros de Valdebernardo (Madrid) que le había dejado Doña Letizia cuando se mudo al Palacio de La Zarzuela. La asturiana había pedido un permiso de dos días en su trabajo, la productora Globomedia, por lo que nadie la echó en falta en su trabajo.
Reverencias, abrazos, pésames y un enfrentamiento
Hasta allí llegaron los entonces Príncipes de Asturias, acompañados por Paloma y Francisco Rocasolano, madre y abuelo respectivamente de la fallecida. Cerca iban Jesús Ortiz con su esposa, Ana Togores y su madre, Menchu Álvarez del Valle. Otros de los asistentes fueron Henar Ortiz, tía de Erika, así Antonio Vigo, el padre de su hija, y Roberto García, el que era su actual pareja y quien encontró su cuerpo inerte.
También acudieron el Rey Juan Carlos, la Infanta Elena y Jaime de Marichalar, así como la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín, que arroparon a los Ortiz Rocasolano. La Reina Sofía no pudo llegar a tiempo de su viaje de cooperación en Indonesia, donde recibió la noticia y quedó terriblemente impactada, poniendo rumbo a España de inmediato.
Lo mismo hizo la hermana de la difunta, Telma Ortiz, que en el momento del deceso se encontraba en Filipinas trabajando para la Agencia Española de Cooperación Internacional. Las cámaras pudieron captar cómo Doña Letizia hizo una reverencia a su suegro con los ojos llorosos, cómo se abrazó a Iñaki Urdangarín y cómo fue consolada por la Infanta Cristina, con la que rompió a llorar finalmente.
Las escenas vividas en el interior del edificio quedarán solo para quienes las vivieron o fueron testigos. David Rocasolano, primo de la fallecida, recuerda en su libro 'Adiós princesa' que Antonio Vigo, padre de la hija de Erika Ortiz, se encaró con el Rey Juan Carlos y le echó la culpa de lo que había ocurrido. Esta es la única versión que se tiene, y que la otra parte, evidentemente, jamás va a confirmarla o a desmentirla, al menos públicamente.
Lo que sí se vio es a Doña Letizia abatida junto al entonces Príncipe de Asturias dirigiéndose hacia la prensa congregada mientras diluviaba para decir: "Muchas gracias a todas las personas que se han sentido apenadas por la muerte de mi hermana pequeña". Tras pronunciar estas últimas palabras se vino abajo y rompió a llorar, momento que aprovechó Don Felipe para finalizar con otro agradecimiento: "Gracias a todos por la comprensión, y sentimos el remojón que estáis sufriendo".
Una vez que tanto Telma Ortiz como la Reina Sofía llegaron a España, se celebró un funeral por el descanso eterno de Erika. El responso tuvo lugar en la parroquia de Nuestra Señora la Anunciación de Prado de Somosaguas, en Pozuelo de Alarcón. La por aquel tiempo Princesa de Asturias pensó entonces en la hija que tenía en La Zarzuela, Leonor, y en la vida que llevaba en su vientre, pues estaba embarazada de poco más de seis meses. En medio del dolor tuvo que encontrar la manera de salir adelante.