Relegado por ser hombre
Enrique de Dinamarca poco puede hacer ya, se ha quejado, se retiró de los actos oficiales (lo anunció Margarita II en el Año Nuevo de 2016) y renunció a su título de Príncipe Consorte. Pensando en la única protesta que se le ocurre, ha anunciado que no quiere ser enterrado junto a su esposa.
A la Reina de Dinamarca le espera una sepultura en la Catedral de Roskilde, en un sarcófago realizado por el artista danés Bjorn Norgaard. A su lado debería estar Enrique de Dinamarca, acompañando para siempre a su esposa como consorte real que es, pero él se ha negado y prefiere ser sepultado en otro lugar de Dinamarca.
La razón es que siempre se ha sentido relegado, concretamente desde que el 14 de enero de 1972, Margarita subió al trono como Reina de Dinamarca, mientras él siguió siendo Príncipe, aunque su rango aumentó al darle la dignidad de Príncipe consorte. A lo largo de casi medio siglo, Enrique de Dinamarca ha criticado la desigualdad que sufre, ya que entiende que si la mujer del Rey es Reina consorte, el marido de la Reina debería ser Rey consorte, sin que de ello derive que tenga más funciones, tan solo es cuestión de rango. Sus súplicas nunca fueron atendidas, así que solo se le ocurre actuar así. La venganza es un plato que se sirve frío...