"Hoy mi padre, el príncipe Vittorio Emanuele, habría cumplido 87 años. Es para mí un gran consuelo, a través de la mirada de la fe, que nuestro diálogo haya sido interrumpido, pero que aún hoy debe continuar, modulando un nuevo tono. De hecho, ni siquiera la muerte puede romper ese vínculo intenso, vivo y fructífero que nos une", comenzó Filiberto de Saboya.
"Todavía tengo muchas imágenes y emociones contradictorias de estos días en mi mente y en mi corazón. Mi primer pensamiento, con agradecimiento en nombre de toda la Casa de Saboya, ante la imposibilidad de hacerlo individualmente, se dirige a los miles de amigos y de personas que, en estos días, han rendido homenaje a mi padre, derramando sobre nosotros una extraordinaria ola de cariño. No solo a los numerosos conciudadanos que visitaron la capilla de San Huberto en el Palacio Real de Venaria, y a los que asistieron al funeral en la Catedral, sino a aquellos que, en los últimos días, simplemente han ofrecido palabras de aliento y cercanía", prosiguió el proclamado jefe de la dinastía.
"También quisiera agradecer a todos los que trabajaron para hacer realidad el último deseo de mi padre en nuestra querida Turín. En todas partes, con mis colaboradores, encontré una disponibilidad excepcional: de las instituciones nacionales y locales, de las autoridades de Seguridad Pública, de las Fuerzas Armadas y de la Policía, del Palacio Real de Venaria, de la Archidiócesis de Turín. Un agradecimiento especial también a las Órdenes Dinásticas de mi Casa que, junto con la Oficina Ceremonial y la Delegación para Piamonte, han trabajado de manera competente e impecable, así como al Instituto Nacional de la Guardia de Honor de las Tumbas Reales del Panteón", añadió.
Ni Vittoria de Saboya, ni Aimone de Saboya-Aosta
Fue tras sus palabras de agradecimiento cuando dejó claro que es él, no su hija, ni su primo Aimone de Saboya-Aosta quien asume la jefatura de la Casa de Saboya: "Mi padre me deja una gran responsabilidad. Tengo el deber de guiar la Casa de Saboya en una contemporaneidad cada vez más polifacética y compleja. Mientras me preparo para esta difícil tarea, soy más consciente que nunca de que la unidad familiar es el mayor recurso con el que afrontaré este desafío. La Casa de Saboya tiene el deber de seguir dando testimonio de la riqueza de una tradición y de una historia que se remonta a más de mil años. Es una imposición que hoy asumo más que nunca con espíritu de servicio. Gracias a todos los italianos que nos han apoyado en estos días tan difíciles".
Ocurrió por tanto lo que se esperaba que iba a ocurrir. Por un lado, su hija mayor, Vittoria de Saboya, nacida del matrimonio de Emanuele Filiberto de Saboya con la actriz Clotilde Courau, deberá esperar a la muerte de su padre, o a una renuncia más adelante, para convertirse en la jefa de la dinastía.
No fue hasta enero de 2020 cuando se consideró futura heredera a Vittoria de Saboya. Vittorio Emanuele anuló la Ley Sálica que había impedido a las mujeres de la Casa de Saboya reinar. Para justificarlo señaló que no se había derogado técnicamente la Ley Sálica, sino que simplemente se había adaptado a la necesidad de igualdad entre hombres y mujeres recogida en el Tratado de Lisboa de 2009. De este modo, lo que había hecho el hijo del último Rey de Italia había sido adaptar la Ley Dinástica de la Casa Real de Saboya a la normativa europea. Vittoria de Saboya expresó su agradecimiento e ilusión por poder liderar algún día a la dinastía, mientras que Emanuele Filiberto señaló que su plan era que a la muerte de su padre, la jefatura de la Casa de Saboya iba a pasar del abuelo a la nieta. Sin embargo, terminó cambiando de idea y será él quien lidere a los Saboya tras haberlo hecho su progenitor.
No acaba la cosa aquí, porque como ocurre con otros tronos sin reino, hay más de una rama pretendiente. Si bien lo lógico sería pensar que tras Humberto II iría su hijo Vittorio Emanuele y después Emanuele Filiberto, su primo Aimone de Saboya-Aosta es quien dice ser el jefe de la dinastía y por tanto pretendiente al trono de Italia. A la muerte de Humberto II en 1983, su único hijo varón heredó sus derechos sucesorios. Sin embargo, el efímero Monarca prefería a su primo Amadeo de Saboya-Aosta, casado con Claudia de Orleans, es decir, con una princesa.
El motivo es que Víctor Manuel de Saboya se había casado con Marina Doria sin su consentimiento, lo que le hacía perder sus derechos sucesorios. Vittorio Emanuele no lo veía así y siguió liderando la dinastía hasta su muerte. Eso sí, en 2006 el Consejo de la Corona de Italia declaró que el primo Amadeo era el legítimo jefe de la Casa de Saboya, lo que amplió una división nunca resuelta. Se podía pensar que tras Filiberto de Saboya, sería Amadeo de Saboya-Aosta o ya su hijo Aimone, quienes lideraran la dinastía, pero la anulación de la Ley Sálica provocaba que la línea siguiera en la descendencia directa de Vittorio Emanuele.
Aimone de Saboya-Aosta, hijo de Amadeo de Saboya-Aosta, fallecido en 2021, casado con la Princesa Olga de Grecia, prima segunda del Rey Carlos III y de la Reina Sofía, sigue proclamándose jefe de la Casa de Saboya y pretendiente al Trono de Italia. Ha tratado de suavizar las cosas con la otra rama de la familia acudiendo incluso al funeral de Vittorio Emanuele de Saboya, pero si esperaba que con este gesto su primo Filiberto iba a ceder lo que considera suyo, estaba muy equivocado. Las dos ramas de la familia están condenadas a pelearse por un trono que no existe, por una Corona que Italia no quiere restituir, ni con unos, ni con otros.