La gira por Oceanía de los Duques de Sussex y el anuncio de que están esperando su primer hijo han relegado últimamente a los Duques de Cambridge a un discreto segundo plano. Aún así, el Príncipe Guillermo y su esposa siguen tan activos como siempre y la noche del 8 de noviembre decidieron ponerse sus mejores galas para demostrarlo.
La ocasión lo merecía, puesto que ese día tenía lugar la ceremonia de entrega de premios Tusk Conservation Awards en el Banqueting Hall de Londres. Se trata de una organización benéfica que lucha por la conservación de la naturaleza en África y de la que el Príncipe Guillermo es patrono desde 2005. Nunca se ha perdido ninguna de las galas desde entonces y esta ocasión no iba a ser una excepción.
Junto a la Duquesa de Cambridge saludó a todos y cada uno de los organizadores, invitados y premiados; para posteriormente subirse al estrado para pronunciar un discurso y entregar uno de los premios. Su compromiso con África es incuestionable y fruto de ello han sido sus viajes a países como Namibia, Tanzania o Kenia durante los últimos años.
Un vestido que resultaba familiar
Esa noche la esposa del Príncipe no era la protagonista, pero como suele ocurrir en cada una de sus apariciones su estilismo acaparó todas las miradas. En esta ocasión además había motivos para hacerlo, ya que recuperó de su armario un vestido de Jenny Packham que había estrenado en 2012 y que, después de tres embarazos, le sigue quedando como un guante.