CAMBIO DE PAÍS

El Duque de Edimburgo, Chris O'Neill, el Príncipe Lorenzo de Bélgica y otros royals extranjeros

Muchos de ellos han tenido que hacer grandes renuncias para poder casarse con quien querían, pero otros sin embargo han podido disfrutar de los privilegios de la realeza sin ningún esfuerzo.

Juan Salgado 22 Noviembre 2018 en Bekia

Galería: El Duque de Edimburgo, una larga vida en imágenes

Los matrimonios no son una cosa que se deje al azar entre los miembros de la realeza, sino todo lo contrario: los royals deben elegir muy bien con quién se casan. Esta norma no escrita se ha ido diluyendo con el paso del tiempo y ha acabado derivando en una cada vez mayor presencia de plebeyos entre las Casas Reales. Si da igual su procedencia social, tampoco hay aparentemente inconvenientes en cuanto a su lugar de origen. Pero... ¿ha sido esto siempre así?

Felipe de Edimburgo

El marido de la Reina Isabel II de Inglaterra se llama en realidad Philippos zu Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg ¿Y qué quiere decir eso? Pues que su nacionalidad originaria era la griega: nació en la Isla de Corfú el 10 de junio de 1921. Concretamente lo primero que vieron sus ojos fue la residencia de Mon Repos, lugar de descanso de la Familia Real Griega por aquel entonces y en la que posteriormente se criaría la Reina Sofía.

Y es que el consorte británico nació como Príncipe de Grecia y Dinamarca en calidad de hijo que era del Príncipe Andrés de Grecia (hermano del Rey Constantino I) y de la Princesa Alicia de Battenberg (descendiente de la Reina Victoria de Inglaterra). Sus orígenes se remontan a la Rusia zarista y está emparentado también con las casas reales de España, Rumanía y Yugoslavia.

A todo ello tendría que renunciar para poder casarse con la por entonces Princesa Isabel de Inglaterra: tuvo que convertirse de la fe ortodoxa al anglicanismo, sustituir su apellido por el de Mountbatten, perder su título de Príncipe e incluso vio como su fecha de nacimiento era modificada con el cambio del calendario juliano al gregoriano.

En compensación por tanta renuncia, su suegro el Rey Jorge V lo nombró en 1947 Duque de Edimburgo, Conde de Merioneth y Barón de Greenwich. Más adelante, cuando su esposa ya era Reina le concedió el título de Príncipe del Reino Unido. Fue la culminación de un proceso de adaptación que se inició con su llegada a las islas británicas por primera vez con poco más de 10 años y que derivó en que poco tenga ya de griego. De hecho, apenas sabe hablar un par de palabras de esa lengua.

Enrique de Dinamarca

Con unos orígenes mucho menos reales pero con una trayectoria de escándalos similar a la de su homólogo británico, habría que mencionar en esta lista al ya fallecido Príncipe Enrique de Dinamarca. Y es que el marido de la Reina Margarita de Dinamarca era, a mucho orgullo, francés.

Nacido en la región de Talence (Burdeos) en 1934, su padre era un importante terrateniente con propiedades coloniales en Indochina. En esta región asiática será donde Henri de Laborde pase sus primeros años de infancia llegando a dominar la lengua vietnamita casi mejor que el francés. Luego regresaría de vuelta a Francia y disfrutó como el que más de la vida nocturna de París, encarnando a la perfección los ideales bohemios: era culto, refinado y gran amante de la vida profana.

En 1965 encontró trabajo como diplomático en Londres y allí conoció al gran amor de su vida: la Princesa Margarita de Dinamarca. El flechazo fue instantáneo y recíproco. Eso sí, antes de poder casarse con la hija del Rey Federico IX tuvo que renunciar a su nacionalidad, su religión (fue obligado a convertirse del catolicismo al protestantismo) e incluso de nombre: sustituyó su Henri en el mucho más nórdico Henrik. No obstante, a diferencia del Duque de Edimburgo, al consorte danés no se le otorgaron tantos títulos y se mantendría siempre en un estatus muy inferior al de su esposa.

El consorte de Isabel II tampoco llevó muy bien su lugar secundario, pero al menos ha podido contar siempre con el cariño del pueblo británico. No podía decir lo mismo Enrique de Dinamarca, que desde el primer momento fue mal visto por su país de acogida debido a su extravagante personalidad. Él, lejos de avergonzarse, siempre se mostraría poco menos que orgulloso: "Todo lo que hacía era criticado. Mi danés era flojo. Prefería el vino a la cerveza, los calcetines de seda a los de lana, los Citroën a los Volvo y el tenis al fútbol. Era diferente". Aún así, a su muerte en febrero de 2018 el pueblo danés lloró la pérdida del incomprendido Príncipe francés.

Richard zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg

Enrique de Dinamarca fue el único de los yernos del Rey Federico IX de Dinamarca en ser plebeyo, ya que la Princesa Ana María se casó con el Príncipe Constantino de Grecia (posteriormente Rey) y la Princesa Benedicta lo hizo a su vez con otro Príncipe Heredero: Richard zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg. Este último pertenecía a una de las dinastías nobiliarias más importantes de Alemania y cuyos orígenes datan del siglo XVI.

El Príncipe Richard no sólo era alemán de nacimiento, sino también de pensamiento y forma de ser. Nunca llegó a compartir las simpatías por el nacionalsocialismo de su padre, pero al contrario que en los casos anteriormente descritos, él nunca tuvo que renunciar a su nacionalidad. Es más, sería su esposa la que en este caso tuvo que hacer concesiones.

Aunque se le permitió conservar el título de Princesa de Dinamarca y compatibilizarlo con el de Princesa de zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg, los tres hijos habidos en su matrimonio quedarían excluidos de la sucesión al trono danés y deberían conformarse con ser miembros de la dinastía alemana.

Lorenzo de Bélgica

En la Casa Real Belga ya están más que acostumbrados a acoger extranjeros - la Reina Astrid era sueca, la Reina Fabiola era española y la Reina Paola es italiana - pero pocos pueden presumir de tener tanta sangre real corriendo por sus venas como el cuñado del Rey Felipe de los Belgas: nacido francés pero de orígenes austríacos.

El Príncipe Lorenzo es por nacimiento Archiduque de Austria-Este y Príncipe de Austria, Hungría y Bohemia. Incluso está emparentado con la Familia Real Española en calidad de descendiente de la Infanta María Teresa de Austria (hija de Felipe IV). Por si esto no fuera suficiente, en 1995 obtuvo el título de Príncipe de Bélgica tras haber contraído matrimonio con la Princesa Astrid.

En su caso, al igual que en el anterior, como ninguno de estos hombres se ha casado con una Heredera al Trono no han tenido necesidad de renunciar a nada. Eso sí, el matrimonio ha resultado mucho más beneficioso para el Príncipe Lorenzo, ya que adquirió un título más a su colección; mientras que Richard zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg se quedó como estaba.

Los más jóvenes: Chris O'Neill, Carlos Morales y Matthew Kumar

Entre las nuevas generaciones de royals parece que continúa la tradición de matrimonios entre personas de diferentes nacionalidades, como demostraron en su día la Princesa Alexia de Grecia al casarse con el español Carlos Morales y más tarde la Princesa Magdalena de Suecia contrayendo matrimonio con el inglés Chris O'Neill.

En el primer caso el arquitecto canario no tuvo que renunciar a nada, puesto que la Familia Real Griega está en el exilio. Gracias a eso ha podido también disfrutar de los privilegios de no cumplir obligaciones y de hecho la propia Princesa Alexandra decidió instalarse con él y sus hijos en Lanzarote. Su existencia es muy tranquila y apenas se dejan ver - ni uno ni otro - por los grandes eventos de la realeza. Sólo cuando el vínculo familiar lo requiere.

Por su parte, Chris O'Neill en sus más de cinco años como yerno del Rey Carlos Gustavo de Suecia no ha conseguido mantenerse en un segundo plano por mucho que lo ha querido. Nacido en Londres y sin ningún tipo de tratamiento real por su expreso deseo, nunca ha levantado las simpatías del pueblo sueco ni por su personalidad ni por sus actuaciones.

En reiteradas ocasiones ha demostrado que su prioridad son sus propios asuntos relacionados con el ámbito financiero, por lo que nunca ha querido participar de la agenda oficial de los Bernadotte. Es más, no le pone demasiadas ganas a aprender el idioma sueco, que considera "complicado". Todo ello influye en su nula integración en el país de su esposa.

El último en engrosar esta lista será a lo largo de 2019 el abogado estadounidense Matthew Kumar, futuro marido de la Princesa Theodora de Grecia. Se desconoce por el momento qué opina el pueblo griego de él, pero al menos ya goza del favor de su Familia Real. ¿Tendrá que hacer algún tipo de concesión como muchas de los royals de esta lista o podrá disfrutar sin más de los privilegios de ser de la realeza?

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