Toda la familia de Charlene de Mónaco lleva sufriendo mucho tiempo junto a ella. Para Alberto de Mónaco es muy duro, y más todavía para sus hijos, el Príncipe Jacques y la Princesa Gabriella, que necesitan a su madre y llevan ya demasiados meses sin estar con ella de forma continua. Pero también sus hermanos, Sean y Gareth, a los que está muy unida, y sobre todo sus padres, Michael y Lynette Wittstock, lo están pasando muy mal al ver el enorme sufrimiento que lleva padeciendo la Princesa de Mónaco debido a la infección otorrinolaringológica que dio la cara en mayo de 2021 y que tanto dolor físico y psicológico le ha provocado.
La Princesa Charlene tuvo que permanecer 6 meses en Sudáfrica, donde al menos podía contar con la compañía de familiares y amigos cercanos. Sin embargo, no ha sido del todo así. Durante su estancia en su país tuvo cerca a su hermano Sean y a su cuñada Chantell Wittstock, así como a sus sobrinos Reigen y Aiva, que han sido un consuelo para Charlene de Mónaco. Pero en Sudáfrica viven también sus padres, Michael y Lynette Wittstock, los que sin duda habrían ofrecido un consuelo mayor a su hija en sus peores momentos. Sin embargo, no fue así.
Michael Wittstock explicó al medio You que no pudieron estar cerca de su hija durante el tiempo que pasó en Sudáfrica. El motivo es la pandemia y que tanto él como su esposa son septuagenarios: " A nuestra edad, hay que tener mucho cuidado. Tampoco quería contagiarla porque se había sometido a muchos procedimientos médicos y era muy vulnerable ". Es por eso que prefirieron no moverse de Johannesburgo, donde residen, y no acercarse hasta donde se quedó la Princesa Charlene.
Eso no quita para que hayan estado en contacto permanente vía telefónica: " Hemos hablado por teléfono y también hablo con los mellizos. Tenemos una gran relación", explicó Michael Wittstock, que tiene mucho contacto tanto con su hija como con sus nietos, el Marqués de Baux y la Condesa de Carladès.
Saldrá más fuerte
Además de eso ha señalado que confía en su recuperación porque su hija es fuerte y sabe de lo que es capaz, sobre todo porque fue deportista de élite y tuvo una carrera como nadadora: "Mi hija nadaba 20 kilómetros al día. Conociendo la forma en que entrenaba, sé que es dura y que saldrá bien, saldrá mucho más fuerte ".