DESAMOR REAL

Maldiciones, infidelidades y peleas: los divorcios más escandalosos de la realeza

Las Casas Reales de Europa no se han librado de los divorcios. En España, Noruega, Reino Unido, Mónaco y Dinamarca, uno o varios miembros de la realeza han roto sus matrimonios.

Guillermo Álvarez Corrales 22 Agosto 2016 en Bekia

Galería: Divorcios de la realeza: desamor en las Familias Reales

Los divorcios están a la orden del día en Europa. Desde que en España se aprobó la Ley que regula las rupturas matrimoniales en 1981, pocas son las familias que no han visto cómo uno o varios de sus miembros disolvían sus uniones legales. En la realeza, las rupturas siempre han sido un tabú, aunque pocas son las Casas Reales que se libran de los divorcios, y menos todavía en el caso de las separaciones, con las que los reyes, reinas, príncipes y princesas hacen vidas independientes, pero sin caer en el escándalo.

Noruega, el divorcio esperado

El matrimonio de Haakon y Mette-Marit de Noruega ha estado en entredicho desde el principio, pero crisis aparte, llevan 15 años juntos. Otros que no se salvaban de los rumores son la Princesa Marta Luisa y Ari Behn, que se han enfrentado a todo tipo de habladurías, hasta que lamentablemente han sido verdad.

En agosto de 2016, la Casa Real Noruega sorprendió al anunciar el fin del matrimonio de la princesa que dice hablar con los ángeles y del controvertido escritor. Casados desde el 24 de mayo de 2002, son padres de Maud Angelica, de 13 años, Leah Isadora, de 11 y Emma Tallulah de 9. "Es horrible ver que no hay nada más que hacer, que hemos probado de todo durante mucho tiempo. Que aún así no podamos encontrar los puntos en común como antes, lo que hace imposible seguir juntos", explicaron a través de un comunicado.

Lo cierto es que esta ruptura se veía venir. Ari Behn no tuvo el perfil bajo que los Reyes esperaban que tuviera, ya que tanto él como Marta Luisa eran ya miembros menores de la Familia Real. Así, confesó en entrevistas ser mal marido y tener afición por la bebida. Por si fuera poco, dijo que votaba al Partido Laborista, algo mal visto, ya que la realeza debe ser neutral en política. Entre escándalo y escándalo, el matrimonio ha terminado haciendo aguas. Sin embargo, siempre mantuvieron una relación cordial por el amor que se tuvieron y por el bien de sus hijas. Desgraciadamente, Ari Behn se suicidó el 25 de diciembre de 2019, dejando destrozadas a sus tres hijas y también a la Princesa Marta Luisa y al resto de la Familia Real Noruega, que sentía un gran afecto por el artista.

La Infanta Elena y su cese temporal de la convivencia

Si bien es cierto que la realeza española conoce bien lo que son las separaciones y los matrimonios desgraciados, sonaba impensable que en la Corte de Juan Carlos I hubiera un miembro de la Familia Real que osara separarse. Podía aceptarse con los hijos de la Infanta Pilar, que a fin de cuentas no son de la Familia Real ni nunca lo han sido, pero se esperaba que las Infantas y el Príncipe (ahora Rey) se casaran para toda la vida. Sin embargo, la Infanta Elena no estaba dispuesta a cargar con un marido al que no amaba y prefería separarse, aguantar el chaparrón, y después ser feliz.

La primogénita de los entonces Reyes de España fue la primera de sus vástagos en casarse. Lo hizo en la Catedral de Sevilla el 18 de marzo de 1995 con el aristócrata Jaime de Marichalar y Sáenz de Tejada. La pareja tuvo dos hijos, Felipe Juan Froilán (1998) y Victoria Federica (2000).

Su matrimonio sufrió un revés cuando el 22 de diciembre de 2011, Marichalar sufrió una isquemia cerebral que le dejó importantes secuelas que ha tenido que superar poco a poco. La familia se trasladó a Nueva York para que el entonces Duque de Lugo fuera a rehabilitación. Parecía que a su vuelta todo iba bien, pero lo cierto es que el carácter de Marichalar había cambiado, y Doña Elena no lo pudo soportar. Finalmente, el 13 de noviembre de 2007, Casa Real anunció el cese temporal de la convivencia matrimonial. La separación derivó en un divorcio que fue inscrito en enero de 2010. Desde entonces no tienen trato más allá de las cuestiones relacionadas con sus hijos. Ni son amigos, ni quieren serlo.

Joaquín de Dinamarca, divorciado y de nuevo casado

Aunque era el segundo hijo de la Reina Margarita y el Príncipe Enrique de Dinamarca, el Príncipe Joaquín se casó antes que su hermano Federico. Tenía 26 años cuando dio el 'sí, quiero', con Alexandra Manley en la capilla del Castillo de Frederiksborg el 18 de noviembre de 1995. La pareja tuvo dos hijos, el Príncipe Nicolás (1999) y el Príncipe Félix (2002), y durante una década parecieron vivir felices, pero nada más lejos de la realidad.

Joven y fiestero, las juergas del Príncipe Joaquín eran antológicas, y muchas de ellas documentadas por la prensa, para escarnio de una Familia Real Danesa que intentaba ser discreta. En 2005, los Príncipes Joaquín y Alexandra decidían separarse por desavenencias conyugales; fue toda una sorpresa, pero no extrañó a nadie. A Alexandra no le fue nada mal, se llevó un buen pellizco económico, (cobra al año unos 250.000 euros de 'pensión') y pudo seguir siendo Princesa de Dinamarca hasta que se casó en segundas nupcias con el fotógrafo Martin Jørgensen, tras lo cual, su suegra le cambió la dignidad por la de Condesa de Fredericksborg. Mientras Manley ha vuelto a separarse, Joaquín lleva casado desde 2007 con Marie Cavallier, que le ha dado dos hijos más, el Príncipe Enrique (2009) y la Princesa Athena (2012).

Carolina y Estefanía, dos princesas víctimas de la Maldición Grimaldi

Cuenta una leyenda que a los Grimaldi les persigue una maldición que una gitana habría soltado para todos los miembros del clan que reina en Mónaco desde hace más de 800 años. Esta venganza consiste en que los Grimaldi no serán felices en sus matrimonios a menos que se casen después de los 50 años. Por si acaso, Alberto de Mónaco contrajo matrimonio con Charlene Wittstock cuando tenía 53 años, y aunque su relación no es idílica, 5 años después sigue casado.

Menos suerte han tenido sus dos hermanas, que conocen bien lo que es el desamor. La Princesa Carolina tenía 21 años cuando anunció su boda con Phillipe Junot, un playboy francés 17 años mayor que ella. Fue todo un escándalo, pero aún así hubo enlace en el Palacio Grimaldi el 29 de junio de 1978. Las infidelidades de él acabaron con su amor, sellaron el divorcio el 9 de octubre de 1980. Primer divorcio, y el único... más o menos.

Tras su feliz unión con Stefano Casiraghi, con el que estuvo casada entre 1983 y 1990, fecha de la muerte de él, Carolina de Mónaco se casó en enero de 1999 con Ernesto de Hannover, convirtiéndose en Su Alteza Real la Princesa de Hannover. Su matrimonio dio una hija, la Princesa Alexandra de Hannover, y un sinfín de titulares negativos.

Discusiones aireadas, malos modos del Príncipe de Hannover, borracheras y recordados desplantes, como cuando Ernesto se emborrachó tanto en la cena previa a la boda de Felipe y Letizia de España, que al día siguiente (22 de mayo de 2004), la Princesa Carolina se presentó sola y despeinada en la boda. Harta, en 2009 se separaron y desde entonces llevas vidas independientes. Eso sí, de divorcio nada, ya que Carolina quiere seguir siendo la Princesa de Hannover, y Ernesto no tiene nada que objetar al respecto.

Estefanía era la hermana rebelde, por eso no extrañó cuando se conoció su relación con Daniel Ducruet, su guardaespaldas, con el que se enamoró mientras iba de gira en sus tiempos de cantante. Rainiero de Mónaco no le quería y quitó la asignación a su hija, que contraataco vendiendo la exclusiva de que estaba embarazada. En 1992 nació su hijo mayor, Luis (segundo para Ducruet). El 4 de mayo de 1994 nació Pauline; Raniero pensó que ya estaba bien, y autorizó la boda de su hija y el guardaespadas, que se casaron el 1 de julio de 1995 en un enlace con poca o ninguna pompa real... no estaba el Príncipe de Mónaco para celebrar nada.

La Princesa Estefanía era feliz en el amor y tenía una bonita familia, pero todo se truncó en 1996, cuando se publicaron unas fotos de su marido con una cabaretera belga llamada Fili Houteman. Daniel Ducruet fue víctima de una trampa y terminó apareciendo en las revistas totalmente desnudo en situaciones comprometidas con esta mujer. Estefanía le pidió el divorcio y no quiso saber nada más de él. Sus hijos en común y el paso del tiempo les ha llevado a tener una relación cordial.

Los Windsor, los alegres divorciados

La Reina Isabel II y el Duque de Edimburgo no son un gran ejemplo de matrimonio fiel, pero sí lo son en todo lo demás. Con 90 años ella y 95 él, y tras casi 70 años casados, ambos siguen juntos y tienen mucho que agradecerse el uno al otro. Lamentablemente, solo el menor de sus hijos logró seguir sus pasos y formar un matrimonio duradero y estable, pues el resto de ellos hicieron pasar a sus padres 'la vergüenza' de verles divorciados, un tabú para la realeza, y de protagonizar escándalos.

El divorcio de la realeza por excelencia es el del Príncipe Carlos y Lady Di. Se casaron el 29 de julio de 1981 en la catalogada como la boda del siglo. En 1992, la pareja se separó, obteniendo el divorcio el 28 de agosto de 1996. Por el camino hubo peleas, intentos de suicidio por parte de ella, infidelidades de ambos y sobre todo una mujer, Camilla Parker Bowles, que fue quien provocó que la relación no funcionara desde el primer día. El Príncipe de Gales siempre la amó a ella, y Lady Di lo descubrió muy pronto.

En lugar de mirar para otro lado como hubiera hecho otra princesa, ella intentó recuperar a su marido. Cuando no lo consiguió entró en una espiral de autodestrucción de la que solo le salvó la separación. El 31 de agosto de 1997, Lady Di murió en un trágico accidente de tráfico. Tuvieron que pasar casi 8 años hasta que el 9 de abril de 2005, el Príncipe Carlos tomara como esposa a Camilla Parker Bowles, a la que convirtió en Duquesa de Cornualles.

La segunda hija de la pareja reinante en Gran Bretaña, la Princesa Ana, anunció su ruptura matrimonial en 1992 mediante un comunicado: "Su Alteza Real la Princesa Real y el capitán Mark Phillips han acordado, tras más de dos años de separación, poner fin formal a su matrimonio". La pareja rompía oficialmente tras haber terminado su relación a causa de la infidelidad de Ana de Inglaterra con el capitán de fragata Timothy Laurence, con el que posteriormente se casó ese mismo año. Para rematar, los Duques de York se separaron también en 1992, el annus horribilis de Isabel II.

El Príncipe Andrés y Sarah Ferguson se casaron en julio de 1986. Menos de 6 años después anunciaron su separación. Pese a ello, han mantenido siempre una relación cercana y cordial por el bien de sus hijos, mostrando además un entendimiento que les pone como ejemplo a la hora de hablar de padres separados. Ni ella ni él se han vuelto a casar, y siempre se ha dicho que algún día volverán a estar juntos. Por el momento, solo hay una buena amistad y dos hijas a las que adoran.

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Príncipe Joaquín de DinamarcaRealeza

Princesa Estefanía de MónacoRealeza

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Jaime de MarichalarRealeza

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Princesa Marta Luisa de NoruegaRealeza

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