Sin embargo, tres años después del portazo definitivo, la enfermedad de Carlos III, y quizás también la baja de la Princesa de Gales, que ha llevado al Príncipe Guillermo a reducir su agenda para cuidar a su familia, ha provocado que la Casa Real Británica tenga pocos efectivos. Al darse cuenta, el Príncipe Harry se habría planteado echar una mano en cuestiones institucionales.
El Príncipe Harry, que mantiene su título por nacimiento y los que le entregó la Reina Isabel II con ocasión de su boda con Meghan Markle, no puede utilizar su tratamiento de Alteza Real, pero sí es uno de los Consejeros de Estado. Eso sí, antes de que hubiera que echar mano de él están el Príncipe Eduardo y la Princesa Ana, a los que se les incluyó de forma especial al estar alejados en la línea de sucesión, pero ser miembros activos de la Casa Real Británica.
"Tiene todo el sentido que la familia se una para apoyar al Rey mientras está enfermo", señalaron las fuentes, lo cual se alinea con lo que expresó el Príncipe Harry en su entrevista a 'Good Morning America' en Canadá, donde manifestó que amaba a su familia, que las enfermedades pueden llegar a unir y que planea más viajes a Reino Unido. Además, se ha revelado que padre e hijo se han ido uniendo poco a poco tras mucho tiempo distanciados, si bien las cosas están lejos de ser como antes.
Esta idea choca con, lo primero, la maquinaria de la Casa Real Británica. Desde Buckingham Palace no se ve con buenos ojos que el Príncipe Harry vuelva al redil, aunque fuera temporalmente. Si tomó aquella decisión, debe asumirla. La Cumbre de Sandringham fue clara y se les dio otro año para pensárselo. Las condiciones de regreso no eran santo de la devoción de los Sussex, que prefirieron quedarse con la vida que llevan en Estados Unidos, así que una vuelta suena a idea disparatada.
El Príncipe Guillermo no se fía de su hermano
Pero hay más. Por mucho que el Monarca pudiera plantearse la idea, y que los trabajadores de alto nivel de la Casa Real Británica no expresaran su negativa, hay alguien que no está dispuesto. Se trata del Príncipe Guillermo, que puede ver con buenos ojos que su padre y su hermano se acerquen en lo personal, pero se niega a que el Príncipe Harry vuelva a representar a una Institución que el Príncipe de Gales va a acabar liderando cuando finalice el reinado de Carlos III.
Ni aunque se estableciera un plan de regreso temporal por escrito, ni aunque el Duque de Sussex no recibiera fondos, ni aunque el Príncipe de Gales tuviera que asumir más compromisos de los que pudiera. El heredero no se fía de su hermano y va a bloquear cualquier intento de volver. Tampoco a nivel personal se ve un horizonte de reconciliación entre los hijos de Carlos y Diana, pero esa es ya otra historia.