Tras haber disfrutado de su luna de miel en un paradero desconocido, los Duques de Sussex están de vuelta a casa y han arrancado su nueva vida de casados con un gran acontecimiento. Como cada año por estas fechas, Londres rinde un gran homenaje a la Reina Isabel con motivo de su cumpleaños, el Trooping The Colour.
Una cita muy importante para Isabel II puesto que, además de una parada militar en su honor, recibe el cariño de su pueblo. Este año la principal diferencia ha sido que junto a ella no ha estado su marido el Duque de Edimburgo, que ha preferido quedarse descansando para seguir recuperándose de su operación de cadera.
Otro de los detalles a destacar es el hecho de que la Reina fuera con gafas. Precisamente, horas antes de celebrarse este Trooping The Colour, el Palacio de Buckingham informó de que la Monarca ha acudido a diferentes eventos con gafas de sol porque recientemente se ha sometido a una operación de cataratas.
No obstante, y a pesar del día tan importante que era para la Reina Isabel, todas las miradas estaban puestas en los recién casados, los Duques de Sussex. Aunque el Príncipe Harry había retomado su agenda un día antes, el 9 de junio era su reaparición en pareja tras su boda del 19 de mayo.
La pareja recibió el cariño de su pueblo y ellos correspondieron con diversos saludos y muchas sonrisas desde su carroza antes de tomar posiciones en el balcón del Palacio de Buckingham. Ya allí se vio cómo la Duquesa de Sussex no quiso tomar ningún tipo de protagonismo, quedándose en una segunda fila con los Duques de Cambridge y sus dos hijos mayores, los Príncipes Jorge y Carlota, delante.
La Duquesa de Sussex no quiere ser el centro de atención
Precisamente lo más pequeños son los que más disfrutan con este evento puesto que les llama muchísimo la atención la exhibición aérea. Unos minutos mirando al cielo a lo largo de los que Kate Middleton ha tenido que consolar a su hija puesto que algo le ha producido un pequeño lloro.