La presunta víctima le había denunciado públicamente, acusándole de haber abusado de ella cuando era menor. Virginia Roberts, que así se llamaba entonces, asegura que fue forzada a mantener relaciones sexuales con el Duque de York. El Príncipe Andrés siempre lo ha negado todo, y tan seguro estaba, o eso creía, que no dudó en conceder una entrevista al programa 'Newsnight' de BBC. Lo que iba a ser la salvación fue su condena. Su coartada no era consistente, y si todavía alguien confiaba en él, la entrevista le haría cuanto menos, dudar. Así, el 20 de noviembre de 2019 anunció que se retiraba de los actos oficiales.
Mucha gente le cree culpable, aunque otros piensan que es inocente. Si lo es o no lo es, será la Justicia la que lo dictamine. Mientras tanto, dentro de la Familia Real Británica hay diversidad de opiniones. No hay unanimidad sobre el Príncipe Andrés. Sarah Ferguson, su exmujer y madre de sus dos hijas, no solo le apoya en privado, sino que lo ha hecho en público cuando ha tenido ocasión. Ha negado cualquier tipo de responsabilidad del Príncipe Andrés y le ha alabado como hombre y como padre. Por su parte, las Princesas Beatriz y Eugenia no han querido mojarse en público, pero mantienen su vínculo intacto con su padre.
Luego está la Reina Isabel, cuya posición sí importa. El reinado de Isabel II no está amenazado y no acabará antes incluso si el Príncipe Andrés resultara juzgado, condenado y encarcelado. Quien se comería esta mancha son los siguientes reyes, sobre todo el Príncipe Carlos. Debería ser consciente, pero la Monarca ha decidido ser más madre que reina y ha apoyado sin fisuras al Duque de York. Aceptó que tenía que retirarse y que su gloria, si es que todavía la tenía, ya eran cosa del pasado, pero no solo no le abandonó en privado, sino tampoco en público.
Cuando ya nadie quería dejarse ver con él, la Reina Isabel lo hizo. Fue en enero de 2020 con una misa en Saint Mary the Virgin en Norfolk, a la que la Monarca llegó acompañada de su tercer hijo. Le daba así un espaldarazo en su carrera por mejorar su imagen. Demostraba una vez más que ese rumor sobre que el Príncipe Andrés era su hijo favorito era algo más que habladurías.
Y lo ha seguido haciendo al estar costeando, o eso señala la prensa británica, la factura legal de este proceso que no va a resultar barato. El Duque de York está luchando ya no por volver a la Casa Real Británica, sino por librarse de ser juzgado, y por eso se ha encargado de contar con la mejor defensa posible. No es un caso pro bono para Melissa Lerner y Andrew Brettler, dos letrados que no salen precisamente baratos, pero cuya minuta no resulta tampoco un dispendio para una reina que atesora una gran fortuna.
El Príncipe Guillermo no está de su lado
Y luego están los más críticos. El Príncipe Carlos no quiere ni oír hablar de que su hermano vuelva a representar a la Corona, sea culpable o sea inocente. De hecho, le considera un caso perdido. Más lejos va el Príncipe Guillermo, que no tiene dudas de que el Duque de York se fue para no volver. Ni regresará a la Casa Real Británica en el reinado de Isabel II, ni lo hará en los siguientes.
Como señala The Times, el Duque de Cambridge no es fan de su tío Andrés. No solo eso, sino que le considera una amenaza para la Familia Real Británica. Una fuente asegura que el Príncipe Andrés es antipático, un ingrato con respecto a su posición y al que el Príncipe Guillermo considera un riesgo y una amenaza para toda la dinastía. Señala además que no permitirá nunca su regreso oficial, y que lo que se debe hacer no es proteger al Príncipe Andrés, sino proteger a la Institución. Puede que la Reina Isabel sea una poderosa aliada, pero el Duque de York tiene enfrente al Príncipe Guillermo, que quizás en lo personal le desea lo mejor, pero que tiene claro que lo importante es no poner en riesgo la Monarquía.