El lunes 8 de abril de 2024 tuvo lugar una misa funeral por Fernando Gómez-Acebo, fallecido el 1 de marzo de 2024 a los 49 años debido a una enfermedad respiratoria. Para homenajearle se celebró un responso en su memoria en la Iglesia Catedral de las Fuerzas Armadas, ubicada muy cerca de la Catedral de La Almudena y el Palacio Real, y hasta la que se desplazaron numerosos familiares y amigos que dieron el último adiós al hijo menor de la Infanta Pilar.
Se daba por hecho que iban a acudir la viuda y el hijo del fallecido, sus hermanas, cuñadas y excuñados, algunos sobrinos, así como los Zurita y los Borbón y Grecia, como así fue. El Rey Juan Carlos, que había viajado a Madrid para la boda de Almeida y Teresa Urquijo, quiso despedirse de su sobrino, a cuyo funeral no pudo asistir al encontrarse en el Gran Premio de Fórmula 1 de Bahrein. No faltaron la Reina Sofía, la Infanta Elena y sus hijos, Froilán y Victoria Federica, y la Infanta Cristina.
Más en el aire estaba la presencia de los Reyes Felipe y Letizia, que ya habían estado en la capilla ardiente de su primo Coco, como se le llamaba en familia, el día después de su fallecimiento. Sin embargo, no dudaron y se desplazaron a la Catedral Castrense para despedir a Fernando Gómez-Acebo, y sobre todo para arropar a su hijo Nicolás, a la viuda, Nadia Halamandari, con la que el hijo de la Infanta Pilar se llevaba muy bien pese a estar separados, y a los hermanos Gómez-Acebo.
Don Felipe y Doña Letizia mostraron que son los Reyes de España porque llegaron los últimos, como dicta el protocolo. Además realizaron un paseíllo para dejarse ver por la ciudadanía que se congregó en los alrededores y para que se les pudiera fotografiar. También se notó su posición en que los Gómez-Acebo les recibieron a la puerta del templo, donde además de besos y abrazos hubo reverencias, aunque lo de las genuflexiones, muy evidentes en el caso de Simoneta Gómez-Acebo, ocurrió también con los Reyes Juan Carlos y Sofía.
El broche del joyero real
Hubo otro detalle, ya solo cosa de Doña Letizia, con el que dejó bien claro que ella es la Reina de España, título que adquirió el 19 de junio de 2014 con la subida al trono de Felipe VI. A ella, como su legítima esposa, y de acuerdo con la Constitución, le corresponde el título de Reina de España con tratamiento de Su Majestad.
Y aunque de eso la Carta Magna no dice nada porque no procede, le corresponde también el uso y disfrute del joyero de la Casa Real, de las piezas llamadas joyas de pasar que la Reina Victoria Eugenia se encargó de que fueran lucidas solo por las Reinas de España para que así no se perdieran en líneas menores o fueran subastadas, como ha ocurrido con las joyas reales consideradas privadas.
En este caso abrió el joyero y colocó sobre su vestido de luto riguroso una pieza que le gusta y que le pareció adecuada para la ocasión. Se trata de un broche gris pálido rodeado de brillantes del que cuelga una perla en forma de pera. Esta joya fue incorporada a las joyas de pasar por la consorte de Alfonso XII y suele confundirse. Por un lado, parece una pieza que la Reina Isabel II, abuela política de la Reina Victoria Eugenia incorporó al joyero real, sin embargo, se trata del broche firmado por Ansorena que perteneció a la Reina María Cristina, esposa de Alfonso XII y madre de Alfonso XIII.
Esta pieza es confundida también muchas veces con la Peregrina, o la falsa Peregrina, pero sobre todo con el anteriormente mencionado broche de Isabel II, o más bien broche de su hija Isabel, la Chata. Esta joya ha sido usada por Doña Letizia en otro multitudinario funeral familiar en el que también quiso dejar claro que es la Reina de España. Fue en el de Constantino de Grecia, un cónclave de royals celebrado en Atenas el 16 de enero de 2023 en el que la Reina Letizia se colocó este valioso broche que solo una Reina de España puede lucir.