Antes de pasar a tomar el té con Carlos de Inglaterra y Camilla Parker en Clarence House, Donald Trump y su familia acudieron junto con el Duque de York a la Abadía de Westminster para rendir homenaje a un soldado desconocido en cuya tumba el Presidente depositó una corona de flores. Esta vez el protocolo se cumplió al milímetro mientras el Palacio de Buckingham ultimaba todos los detalles supervisados por Su Majestad para la cena de gala. Un acontecimiento que ha contado con todo un despliegue de medios, tanto en las mesas y adornos como en los estilismos de los exclusivos invitados.
Una cena de gala por todo lo alto
El Salón de la Música del Palacio de Buckingham recibía a los 170 invitados que posteriormente se sentaron en la mesa del Gran Salón de Baile, de impresionante estilo victoriano. Los invitados de honor eran el matrimonio Trump junto con cuatro de sus cinco hijos: Ivanka, Tiffany, Donald Trump Jr. y Eric; y entre los comensales se encontraban los miembros más distinguidos de la Familia Real, además de la Soberana estaban el Príncipe Carlos, la Duquesa de Cornualles, los Duques de Cambridge, el Príncipe Andrés, los Condes de Wessex, la Princesa Ana, Sir Timothy Laurence, los Duques de Gloucester, el Duque de Kent y el Príncipe y la Princesa Michael de Kent. También les acompañaron la Primera Ministra Theresa May y el Embajador estadounidense Woody Johnson, en cuya residencia se alojará la familia del Presidente durante sus tres días de visita.
En vajilla de plata y porcelana, bajo la luz de más de cien velas en candelabros y con el aroma de los centros de mesa compuestos por peonías, rosas y boca de dragón, los huéspedes disfrutaron de un menú compuesto por filete de mero con mousse de berros, espárragos y salsa de perejil, cordero Windsor, hortalizas y salsa de oporto, y de postre, fresas con crema de hierba luisa y pastelitos de café. El estilo inglés dominó la velada, en la que la Reina quiso hacer un brindis: "Señor Presidente, al mirar hacia el futuro confío en que nuestros valores comunes y nuestros intereses compartidos sigan uniéndonos", dijo sonriente mientras chocaba su copa con el millionario.
El triple homeaje de Kate Middleton
La Primera Dama de Estados Unidos ya ha dejado huella con su estilo, luciendo en esta cena un vestido de Dior Haute Couture en color blanco, coincidiendo con el color del de Isabel II y la Duquesa de Cornualles. Por su parte la monarca lucía un traje de Angela Kelly y en su cabeza la Tiara Birmana de Rubíes, realizada con 1.977 diamantes y los 96 rubíes que le regaló el pueblo birmano por su boda con el Duque de Edimburgo, ausente en la cena de gala. Camilla Parker optó por la Tiara Greville, que fue propiedad de la Reina Madre.
Melania Trump lució figura marcada por el vestido recto con escote semitransparete y aunque por protocolo no pueda llevar tiara, le dio un estilo más royal con unos guantes hasta el codo y un recogido italiano. No obstante, el estilo de Kate Middleton fue el más destacado de la noche, especialmente por sus complementos, por primera vez la Duquesa de Cambridge ha lucido las insignias de la Real Orden Victoriana, la máxima distinción de la nobleza británica. A juego con la banda azul, la consorte del Príncipe Guillermo rindió homenaje a la Reina Madre con sus pendientes de zafiros con flecos de diamantes. También quiso representar a su suegra, la Princesa Diana de Gales, llevando la más icónica de todas las tiaras: la Cambridge Lover's Knot. Una joya de perlas y diamantes creada por deseo de la Reina María de Teck pero lucida por Lady Di.
Los insultos de Donald Trump
La visita de Estado de Trump ha estado rodeada de polémica desde antes de su llegada a Reino Unido. Como en numerosas ocasiones, el Presidente ha empleado Twitter como arma para dejar caer sus bombazos, el primero dirigido al Alcalde de Londres Sadiq Khan. En respuesta a las acusaciones del londinense que le tachó de estar relacionado con "los fascismos del siglo XX", el millonario respondió llamando a Sadiq "perdedor redomado". El choque entre los dos dirigentes viene de lejos, lo que ha enfrentado a conservadores y laboristas, estos últimos amenazan con boicotear la visita de Estado del Presidente celebrando una manifestación el martes en su contra.
Un ambiente agitado que se une a la mala relación de Trump con Meghan Markle, quien no tiene pensado interrumpir su baja maternal para participar en las actividades de la visita. La exactriz lo tildó en su día de misógino y divisivo, frente a lo cual el Presidente ha respondido: "No sabía que era tan desagradable". Tras estas palabras se ha tenido que encontrar cara a cara con el Príncipe Harry, que no mostró ningún resentimiento contra el Presidente pero sí quiso mantener las distancias.