Las Casas Reales Europeas son solidarias entre sí, reinen en la actualidad o no. Los que pertenecen a la realeza consideran a sus iguales como su familia, más o menos lejana, a la que ayudar cuando lo necesiten, a la que apoyar y con la que compartir los malos y sobre todo los buenos momentos, esos acontecimientos que tanto les gustan a los miembros del Gotha.
De esta forma, hubo representación de España, con la presencia de los Reyes Felipe y Letizia en la cena de gala celebrada el miércoles en el Gran Salón del Palacio de Christianborg de Copenhague, donde sin duda fueron los que más llamaron la atención. De sobra es conocida que la relación entre los actuales Reyes de España con sus homólogos europeos no es tan estrecha como las que guardan otros miembros de la realeza, pero sí es mucho el cariño que profesan a sus primos reales, y por eso no dudaron en asistir.
Ausencias de todo tipo
Esos fueron los presentes, pero ahora vienen los ausentes. El más notorio fue el Príncipe Enrique, marido de la Reina Margarita, al que una gripe ha dejado en cama durante días y totalmente fuera de las celebraciones. La casualidad de la enfermedad recuerda a cuando el Duque de Edimburgo tuvo que ser ingresado en medio de los actos centrales del Jubileo de Diamante de la Reina Isabel II.
Aún sin marido, Margarita II estuvo arropada por sus hijos, nueras, nietos y hermanas. Las otras dos llamativas ausencias vinieron de la mano de dos consortes cuyos maridos sí acudieron a los fastos, y por tanto representaron a sus respectivos países. La primera de ellas es la Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo, que a buen seguro se quedó celebrando el 23 cumpleaños de su hijo Sebastián (16 de abril), y preparando el 60 aniversario del Gran Duque para cuando volviera de Copenhague. La segunda fue la Reina de Noruega, que faltó porque tenía que cumplir con compromisos oficiales ineludibles.
Peor estuvo por parte de los que ni se dignaron a ir, como los Windsor y los Grimaldi, que casualmente tampoco enviaron representación en el funeral de Estado de la Reina Fabiola de Bélgica en diciembre de 2014. Quizás la razón se debiera a que las celebraciones eran para Reyes y Reinas y no para príncipes reales o miembros menores de la realeza, y en el caso de la Familia Real Británica, debido a su avanzada edad, los viajes al extranjero se han terminado para la Reina Isabel II y el Duque de Edimburgo.
Sin embargo, en las celebraciones del 16 de abril, hubo cabida para la pareja heredera de Suecia y la de Noruega, por lo que el Príncipe Carlos y Camilla Parker podrían haber hecho un hueco en su agenda para estar presentes en Copenhague en algún momento pese al viaje oficial del matrimonio a Escocia.
Los Grimaldi son una familia muy extensa, pero la potestad para participar en actos oficiales representando a la Corona solo la tienen el Príncipe Alberto, su esposa, la Princesa Charlene, y sus hermanas, la Princesa de Hannover y la Princesa Estefanía. La agenda del Soberano no le permitía estar en Copenhague, y su esposa no se siente con fuerzas para viajar al extranjero y dejar solos a sus hijos de cuatro meses, Jacques y Gabriella.
La Princesa Carolina está muy ocupada ahora que acaba de nacer su tercera nieta, India Casiraghi, y en cuanto a la Princesa Estefanía, ni está ni se le espera en este tipo de reuniones reales. Es por ello que probablemente tuvieran que rechazar la invitación, si es que llegó a Palacio Grimaldi. En el caso de Liechtenstein, solo se les ve el pelo en circunstancias muy puntuales como la coronación de Guillermo Alejandro de Holanda o las bodas de los hijos de los Grandes Duques, así que su ausencia no ha sido una tragedia.