Fue el 4 de junio de 2021 cuando nació Lilibet Diana Mountbatten-Windsor, la segunda hija del Príncipe Harry y Meghan Markle, y han tenido que pasar casi dos meses para que la pequeña haya sido incluida en el listado de la línea de sucesión al trono británico, tal y como ha publicado la página web oficial de la Familia Real Británica. Ahora figura con el tratamiento de 'Miss' en el octavo puesto de dicha lista.
Justo antes de ella se encuentra su hermano Archie, y que es tratado como 'Mister'. Tras su nacimiento, el Príncipe Andrés de York, que es el tercer hijo de la Reina Isabel, ha sido trasladado a la novena posición en la línea de sucesión al trono británico. Lo cierto es que ha llamado mucho la atención que se haya tardado tanto en añadirla en la lista cuando en otras ocasiones el proceso ha sido mucho más rápido.
La actualización de la página web oficial se ha hecho esperar y no se entiende el motivo por el que el Palacio de Buckingham ha tardado tanto en hacerlo. La tardanza ha sido interpretada por algunas personas como un nuevo desplante a los Duques de Sussex, y es que el enfrentamiento del Príncipe Harry a la institución desde que en 2020 decidieron dejar de formar parte está trayendo cola. El primer hijo del matrimonio tardó solo dos semanas en aparecer en el listado, mientras que a otros se les incluyó en cuanto se anunció su nombre.
Eso sí, no es una excepción, e incluso hay bisnietos de la Reina Isabel que han tardado mucho más en añadirse, como es el caso de Mia Tindall, una de las nietas de la Princesa Ana, que no figuró en el listado hasta pasados los siete años. Y es que, aunque no aparezcan inmediatamente en el listado, eso no significa que no formen parte de dicha línea de sucesión porque los derechos sucesorios se adquieren en el momento del nacimiento.
Tira y afloja continuo
Los problemas internos en la familia han ocasionado varios 'desplantes ' a la más pequeña de la familia, y es que manera indirecta le están repercutiendo los enfrentamientos de sus padres con la Casa Real Británica. La elección de su nombre fue cuestionable, puesto que fue un homenaje al apodo familiar de la Reina Isabel II que no fue aceptado por todos. El Príncipe Harry aseguró haberle pedido permiso a su abuela para llamar así a su hija, pero unos días después una fuente de Buckingham lo desmintió a la cadena BBC.