La Duquesa de Cambridge tuvo nulo protagonismo en una boda en la que la Reina Isabel también fue eclipsada. Se casaban los Duques de Sussex, y han sido ellos los protagonistas.
La presencia de Kate Middleton en la boda del Príncipe Harry y Meghan Markle era muy esperada debido a que era la primera vez que aparecía en público tras el nacimiento de su tercer hijo, el Príncipe Luis de Cambridge. Si bien es cierto que se tomaron imágenes de la Duquesa de Cambridge de camino al ensayo del enlace en Windsor, no fue hasta el 19 de mayo de 2018 cuando se ha dejado ver de nuevo en todo su esplendor.El tiempo pasaba y pasaba y no había ni rastro de Kate Middleton. El motivo era sencillo, no podía ir con el Príncipe Guillermo porque él entró en St George con el Príncipe Harry para ejercer de padrino. Tampoco iba a ir sola o con el Príncipe Carlos y Camilla Parker, ya que le esperaba otro cometido.El misterio terminó cuando Meghan Markle hizo su aparición ante la escalinata del templo de Windsor Castle con su hermoso vestido de novia. Tras ella iban los pajes y las damas, entre ellos el Príncipe Jorge y la Princesa Carlota, arropados por la Duquesa de Cambridge.
Fue entonces cuando se vio el traje de Kate Middleton, un soso vestido amarillo empolvado de Alexander McQueen con tocado de Philip Treacy. Recuperada del parto parece que está, y contenta también estaba, aunque su reaparición pasó bastante desapercibida y fue deslucida. Lo cierto es que tampoco era su momento, era el del Príncipe Harry y Meghan Markle. Aunque en la boda de los Duques de Cambridge, Pippa Middleton acaparó bastante atención, en este enlace nadie ha robado el foco a la novia.La Reina Isabel, seria y eclipsada
Por otro lado está la Reina Isabel. A sus 92 años, sigue al frente de la Casa Real, y por tanto de la dinastía Windsor y todo tiene que pasar por ella. Sin embargo, en la boda del Príncipe Harry y Meghan Markle ha tenido un papel más que secundario como lo que es realmente, la abuela del novio.
Se ha mostrado inpertérrita, y eso que entre el sermón del reverendo Michael Bruce Curry y las risas provocadas con el consentimiento de su nieto podía haber cambiado la mueca, pero no lo hizo. Estuvo seria, sea por el motivo o los motivos que sean, y se limitó a saludar cuando le tocaba junto al Duque de Edimburgo, muy recuperado de su operación de cadera. En este caso también, el protagonismo fue para los novios.