A Beatriz de Holanda le llamaban cuando era joven la 'Princesa de la sonrisa', un título que no ha perdido con el paso de los años. Su nuera, la Reina Máxima de Países Bajos, nunca ha sido llamada de esa forma, aunque es digna heredera de la anterior Reina de Holanda, pues desde el primer momento ha lucido una sonrisa en todos sus actos oficiales, solo entubiada en los momentos en los que las lágrimas han llenado su rostro por alegrías o por penas.
Las penas han regresado con motivo de su viaje a China y dos han sido los motivos. El primero vino por la decisión de los Reyes de Holanda de aprovechar las vacaciones de otoño de sus hijas y la Visita de Estado que tenían programada al gigante asiático para irse los cinco unos días antes y hacer turismo por China.
Ingresada en un hospital de La Haya
Pronto volvieron los problemas para la esposa del Rey de Países Bajos, que se sintió indispuesta. El médico que visitó a Máxima en la habitación del hotel Four Seasons de Pekín le diagnosticó una nefritis, una infección renal que le ha provocado una fiebre alta y que le ha obligado a cancelar varios de sus compromisos oficiales.
Finalmente, ha sacado fuerzas de flaqueza y ha aparecido en el banquete de Estado que el presidente Jiping y su esposa ofrecieron en el Palacio Presidencial de Pekín, y donde la Reina Máxima logró sacar una sonrisa y aguantar como pudo por cortesía y deferencia hacia las autoridades chinas.
Finalmente, ha decidido acortar su estancia asiática y regresar a Países Bajos para ingresar en un hospital de La Haya para tratar su infección renal. Por su parte, Guillermo Alejandro de Holanda se ha quedado hasta el final para cumplir con todos sus compromisos en China.