Los Reyes Felipe y Letizia en el funeral de Kardam de BulgariaLos Reyes Felipe y Letizia no quieren saber nada de la Infanta Cristina y su familia, al menos de puertas para afuera. Su último encuentro público tuvo lugar este lunes en Los Jerónimos de Madrid, donde se celebró el funeral del Príncipe Kardam de Bulgaria, fallecido el pasado 7 de abril por las secuelas del accidente de tráfico que sufrió en agosto de 2008.
La Infanta Cristina hizo su entrada por sorpresa, cuando nadie la esperaba, y se colocó en el lado derecho del templo. Más tarde aparecieron los Reyes Felipe y Letizia, que junto a los Reyes de Bulgaria esperaron la llegada de la Familia Real de Holanda. Como señaló Paloma Barrientos en 'El Programa de Ana Rosa', una vez dentro, los Reyes de España se colocaron a la izquierda del altar mayor, mientras que los Reyes de Países Bajos se situaron en el lado derecho.
La Infanta Cristina y Pablo de Grecia en el funeral de Kardam de BulgariaAsí, la Infanta Cristina y los Reyes de España tuvieron contacto visual, aunque no se saludaron y se ignoraron durante todo el tiempo que duró la misa, momento en el que estaban sometidos al escrutinio público. Ajena al desplante, la Duquesa de Palma se mostró muy sonriente y encantada, sobre todo con su hermana mayor, la Infanta Elena, y con su primo, el Príncipe Pablo de Grecia, que ejerció de acompañante.
Incómodas coincidencias
Al término de la misa, y tras dar el pésame como los demás, Cristina de Borbón se marchó de Los Jerónimos con la Duquesa de Lugo y el Príncipe Heredero de Grecia sin haberse dirigido la palabra con su hermano y su cuñada. Llamó la atención la alegría de la Infanta Cristina, que se dejó sus problemas judiciales a un lado para mostrar su mejor cara en una de sus pocas apariciones públicas.
Las Infantas Elena y Cristina con Pablo de Grecia en el funeral de Kardam de BulgariaNo se veía a Don Felipe y Doña Letizia junto a Cristina de Borbón desde el pasado 6 de marzo de 2014. Ese día, se vieron las caras en el homenaje a su abuelo materno, el Rey Pablo de Grecia, que tuvo lugar en el Palacio de Tatoi de Atenas. En esa ocasión, no hubo escapatoria para los Reyes.
