El Príncipe Harry y Meghan Markle no van a tener una boda real por todo lo alto como la de los Duques de Cambridge por la sencilla razón de que debido al rango secundario del novio, no tienen necesidad de hacerlo. Así, se espera la presencia de unos 600 invitados, sumados a unas 1200 personas dentro de la ciudadanía que podrán estar también en Windsor el 19 de mayo.
Acudirá toda la Familia Real Británica por ser los parientes del Príncipe Harry, así como los Spencer y la poca familia a la que quiera invitar Meghan Markle, pero quienes no van a ir son los líderes políticos, evitando así fricciones.
Como señala NY Times, Theresa May, primera ministra de Reino Unido, ni ha sido invitada, ni pensaba que fuera a serlo. Al tratarse de una boda que ni es del Monarca, ni es del Príncipe de Gales ni de su inmediato Heredero, no goza de tanta importancia, y por eso no es necesario que acudan autoridades políticas si los novios no quieren que vayan.
De este modo se han quitado de encima a los Trump. Meghan Markle expresó en el pasado su poca simpatía por el presidente de Estados Unidos, y aunque ahora tiene que mostrarse neutral, es evidente que no tiene afecto por el mandatario. En el caso del Príncipe Harry, se supone que el magnate no le hará mucha gracia, pero él ni se ha pronunciado nunca, ni podrá hacerlo jamás por su pertenencia a la Casa Real Británica.
Boda sin los Obama
La pena es que no podrán invitar a Barack y Michelle Obama, algo que a la pareja le hacía ilusión. Meghan Markle tiene mucho aprecio por la pareja presidencial, mientras que Enrique de Gales conoce bien a los dos y ha conectado con ambos. Además, ha llegado a hacerle una entrevista en Kensington Palace. Para evitar comparaciones y males mayores, han preferido que no vayan presidentes, ni expresidentes, y así no hay malentendidos.