Carlos III no está dispuesto a mantener todos los caballos de la Reina Isabel y planea mantener otro tipo de relación con el mundo equino.
El Rey Carlos III no ha tardado mucho en dejar claro que su reinado va a estar marcado por cierta austeridad, por centrarse en temas más concretos, abrirse más a la ciudadanía y por el adelgazamiento de la Monarquía, y no solo en cuanto a los miembros que forman parte de la Casa Real Británica.
Tras la muerte de Isabel II hubo despidos en Clarence House, si bien en algunos casos se ha intentado recolocar al personal y en otros se ha dicho que se les va a ayudar en todo lo posible: Estamos haciendo todo lo posible para protegerlos y ayudarlos. Todos los que no puedan ser reubicados en otro puesto recibirán una indemnización por despido superior a la legal", declaró una fuente de la Casa Real Británica. Más suerte tuvo el gaitero real, que seguirá conservando su puesto 'despertando' al Monarca igual que hacía con Isabel II hasta el final de sus días. Adiós al negocio de las carreras de caballos
En busca de ese adelgazamiento de la Monarquía y de centrarse más en otros temas, Carlos III ha ido más allá. Pese a ser consciente de la pasión que la Reina Isabel tenía por los caballos, el Rey tiene claro que esa pasión y negocio al mismo tiempo ya no puede formar parte de su reinado, y por ello ha tomado medidas. Como señala Daily Mail, Carlos III planea vender doce de los caballos de la Reina, incluso Love Affair, que dos días antes de la muerte de Isabel II ganó en las carreras de Goodwood, y Just Fine, que dio a Carlos III la primera victoria de su reinado. Su idea es subastarlos en Tattersalls, una prestigiosa casa de subastas de caballos, quedándose, en principio con otros 25 caballos de carreras.
Hay que decir en principio porque su plan pasa por seguir reduciendo el número de caballos hasta terminar su cría a escala comercial, otro de los grandes intereses de Isabel II, que de no haber sido Reina bien podría haberse dedicado completamente al negocio asociado a los caballos de carreras.
Hay quien lamenta que el establo real se vaya a quedar prácticamente vacío, pero fuentes palaciegas aseguran que Carlos III no plantea alejarse del mundo de los caballos. La Reina Camilla es una gran amante de los equinos y tanto ella como otros miembros de la Familia Real Británica van a seguir apoyando Ascot y otras competiciones, pero no se van a implicar de la misma forma en que lo hizo Isabel II. De hecho, lo que quiere el Rey Carlos es no gastar tanto en este negocio de su madre, si bien es cierto que la competición equina provocaba muchos gastos, pero también muchos ingresos derivados de la cría y de la competición.
Siguiendo con esa línea de ahorro, The Sun señaló que el Rey quiere eliminar el puesto de mánager de carreras que ha ocupado John Warren, un buen amigo de Isabel II, lo que iría en línea con el deseo de Carlos III de dejar de implicar a la Monarquía en las carreras de caballos.