Se podría argumentar además, al margen de que sea el hijo favorito de la Reina y de que cuenten con una sintonía especial, que no se podía negar su acceso a este homenaje a su padre, porque el Príncipe Felipe era su padre. Y si bien fue expulsado definitivamente de la Casa Real Británica, en este acto oficial, sí, pero también familiar, estaban todos los miembros de la Familia Real Británica que quisieron o que pudieron ir. Porque hubo ausencias, sí.
Porque ella, la Monarca, quiso que le acompañara su tercer hijo. Ella se impuso al Príncipe Carlos y sobre todo al Príncipe Guillermo, más alejado afectivamente de su tío, que no entendían ya no que ejerciera de acompañante hasta la Abadía de Westminster, sino que caminara con el Duque de York del brazo desde The Poets' Corner, la entrada elegida para tener que andar menos, hasta casi su asiento.
La Monarca podía haber ido con el Deán de Windsor y con el Príncipe Andrés detrás, pero caminó delante de todos los invitados y de todo el mundo, porque el acto fue televisado y fotografiado, del brazo del hijo caído en desgracia, y solo le soltó cuando el Príncipe Andrés llegó a su asiento, en primera fila pero no en el mismo lado que los miembros principales de la Casa Real Británica. Al llegar allí, la Reina se soltó y caminó sola, con soltura pese a sus problemas de movilidad, hasta el asiento principal, ubicado junto al Príncipe de Gales.
La preocupación de los Príncipes Carlos y Guillermo
Como señala The Mirror, el Príncipe de Gales y el Duque de Cambridge expresaron su preocupación en más de una ocasión ante la imagen que se mostraba al ver en un acto tan importante, un homenaje al Duque de Edimburgo, y lo que suponía un gran regreso de la Reina, que le escoltara casi hasta su sitio el Príncipe Andrés. Padre e hijo estaban unidos en la idea de que no era bueno que el Duque de York tuviera un papel tan importante, pero no sirvió de nada.
La Monarca escucha y toma ideas de su heredero y del Príncipe Guillermo. Les tiene en consideración y hay decisiones que han estado motivadas por los deseos de sus dos herederos. No ha sido así esta vez. La Reina dejó claro que su deseo y su decisión final era que el Príncipe Andrés fuera su acompañante y nadie tenía que decir nada al respecto. Ante su decisión, el Príncipe Carlos y el Príncipe Guillermo se quedaron consternados y también preocupados ante la idea de que el Príncipe Andrés quiera tener otro papel importante en los actos centrales del Jubileo de Platino. Padre e hijo trabajarán para que no ocurra.