Galería: Homenaje al Duque de Edimburgo
Se esperaba que pudiera ocurrir, y ocurrió, pero de una manera que nadie imaginaba. La Casa Real Británica se cuidó de no hablar antes de tiempo, y aunque confirmó la presencia de los miembros de la Familia Real Británica que iban a acudir al homenaje del Duque de Edimburgo, en el programa del servicio de Acción de Gracias se señalaba que "El Duque de York, la Princesa Beatriz y el Sr. Edoardo Mapelli Mozzi, la Princesa Eugenia y el Sr. Jack Brooksbank hacen su aparición y son conducidos a sus asientos". No fue así.
Las dos parejas llegaron juntas y tomaron posición en la Abadía de Westminster. Antes de que esto ocurriera, se vio cómo la Reina Isabel viajaba en coche a Londres desde Windsor, cambiándose a un Bentley para acercarse al templo. ¿Y quién le acompañaba? El Príncipe Andrés. Como explicación podía estar que ambos viven cerca, de hecho es el hijo que más cerca vive de la Monarca. También que es el único que no permanece casado, y por tanto mientras todos los demás acudieron con sus parejas, o en el caso de Peter Phillips, con sus dos hijas, que son pequeñas, parecía el acompañante 'perfecto' a ese nivel.
Se podría argumentar además, al margen de que sea el hijo favorito de la Reina y de que cuenten con una sintonía especial, que no se podía negar su acceso a este homenaje a su padre, porque el Príncipe Felipe era su padre. Y si bien fue expulsado definitivamente de la Casa Real Británica, en este acto oficial, sí, pero también familiar, estaban todos los miembros de la Familia Real Británica que quisieron o que pudieron ir. Porque hubo ausencias, sí.
Y más argumentos. El Duque de York evitó ir a juicio al llegar a un acuerdo con la mujer que le acusó de abuso sexual. Con dinero de por medio, una disculpa y sin admisión de culpa, se libró del proceso judicial y liberó a la Monarquía de este terrible escándalo. Eso sí, la sombra de la duda siempre planeará sobre el Príncipe Andrés, lo que le deslegitima para retomar sus actividades oficiales. Siempre será alguien incómodo, pero no para la Reina Isabel.
Porque ella, la Monarca, quiso que le acompañara su tercer hijo. Ella se impuso al Príncipe Carlos y sobre todo al Príncipe Guillermo, más alejado afectivamente de su tío, que no entendían ya no que ejerciera de acompañante hasta la Abadía de Westminster, sino que caminara con el Duque de York del brazo desde The Poets' Corner, la entrada elegida para tener que andar menos, hasta casi su asiento.
La Monarca podía haber ido con el Deán de Windsor y con el Príncipe Andrés detrás, pero caminó delante de todos los invitados y de todo el mundo, porque el acto fue televisado y fotografiado, del brazo del hijo caído en desgracia, y solo le soltó cuando el Príncipe Andrés llegó a su asiento, en primera fila pero no en el mismo lado que los miembros principales de la Casa Real Británica. Al llegar allí, la Reina se soltó y caminó sola, con soltura pese a sus problemas de movilidad, hasta el asiento principal, ubicado junto al Príncipe de Gales.
La preocupación de los Príncipes Carlos y Guillermo
Como señala The Mirror, el Príncipe de Gales y el Duque de Cambridge expresaron su preocupación en más de una ocasión ante la imagen que se mostraba al ver en un acto tan importante, un homenaje al Duque de Edimburgo, y lo que suponía un gran regreso de la Reina, que le escoltara casi hasta su sitio el Príncipe Andrés. Padre e hijo estaban unidos en la idea de que no era bueno que el Duque de York tuviera un papel tan importante, pero no sirvió de nada.
La Monarca escucha y toma ideas de su heredero y del Príncipe Guillermo. Les tiene en consideración y hay decisiones que han estado motivadas por los deseos de sus dos herederos. No ha sido así esta vez. La Reina dejó claro que su deseo y su decisión final era que el Príncipe Andrés fuera su acompañante y nadie tenía que decir nada al respecto. Ante su decisión, el Príncipe Carlos y el Príncipe Guillermo se quedaron consternados y también preocupados ante la idea de que el Príncipe Andrés quiera tener otro papel importante en los actos centrales del Jubileo de Platino. Padre e hijo trabajarán para que no ocurra.