El 5 de junio de 2005, la Reina Sofía se ausentó de la final de Roland Garros que disputó y ganó por primera vez Rafa Nadal. El motivo es que la Infanta Cristina se había puesto de parto, así que el Rey Juan Carlos se quedó para representar a la Corona en el partido, mientras que Doña Sofía viajó a Barcelona para estar con su hija en el nacimiento de una niña que recibió el nombre de Irene.
Los años han pasado, y ese bebé ha crecido hasta convertirse en una adolescente que pese a su corta edad ha vivido en Barcelona, en Washington, de nuevo en Barcelona y finalmente en Ginebra, donde reside a causa del trabajo de la Infanta Cristina, un exilio dorado que nadie desea que se acabe.
Esperando la decisión del Supremo
13 años después de venir al mundo, ya no hay mucha alegría en su familia. El motivo es que aunque la Infanta Cristina salió absuelta del juicio por el Caso Nóos, Iñaki Urdangarin fue condenado a 6 años y 3 meses de cárcel. La sentencia salió el 17 de febrero de 2017, pero al haber recurrido ante el Supremo, todavía sigue a la espera.
La defensa de Iñaki Urdangarin solicitó la anulación de la condena, mientras la Fiscalía exige que la condena suba a 10 años. Mientras tanto, el Alto Tribunal sigue sin pronunciarse ante la complejidad de un caso muy mediático. A ello se suma que el juez Enrique Morell citó como investigado al perito Rafael Balaguer. Ocurrió después de que El Mundo desvelara que empezó a trabajar con el juez Castro antes de la existencia del Caso Palma Arena, es decir, antes de que Castro fuera designado para instruir la causa de la que salió la Pieza 25, es decir, el Caso Nóos.
Entre unas y otras, y aunque se esperaba que el Supremo se manifestara en el puente de mayo, el quinto mes de 2018 terminó sin noticias. Ahora ha llegado el 13 cumpleaños de Irene Urdangarin, una gran alegría para la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin en medio de la tensión que supone estar a la espera de lo que ocurrirá.
La pareja sigue manteniendo que el exjugador de balonmano es inocente y que actuó correctamente, por eso están convencidos de que el resultado tiene que ser favorable. De todos modos, están preparados para lo que ocurra, por malo que sea. Mientras tanto, tienen un motivo para estar felices, al menos por un día; su hija Irene no se merece menos.