Finalmente pudo haber boda el 18 de septiembre de 1964, una gran alegría pero al mismo tiempo llena de tristeza por la muerte del Rey Pablo, fallecido el 6 de marzo de 1964. Ana María renunciaba a su vida pasada para ser la Reina de Grecia. Ella entraba en la Familia Real Griega, mientras que él pasaba a ser yerno de Federico IX de Dinamarca y cuñado de las Princesas Margarita y Benedicta. En aquel momento estaban solteras, pero la primera se casó en 1967 con el francés Enrique de Laborde de Monpezat, mientras que la segunda contrajo matrimonio con el Príncipe Ricardo Casimiro zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg.
Ellas bien, ellos mal
Ya en Grecia, país en el que pudo instalarse en 2013 tras un exilio de casi medio siglo, sufrió una obstrucción intestinal. Además, tiempo antes empezó a dejarse ver con bastón al empezar sus problemas de movilidad, que no han hecho más que incrementarse.
De todos modos, la peor parte se la han llevado los cuñados de su mujer, ya que su cuñado, el Rey Juan Carlos, tiene problemas de movilidad, pero va tirando. Primero fue el Príncipe Ricardo zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg, que había superado un cáncer de próstata y otro de piel años atrás, y falleció de forma repentina el 13 de marzo de 2017 a los 82 años.
Peor suerte tuvo el otro cuñado, Enrique de Dinamarca. Tras cumplir 83 años y celebrar sus bodas de oro con la Reina Margarita, fue operado en la ingle derecha y se le realizó una angioplastia. En verano de 2018 se marchó a su Francia natal, aunque unos fuertes dolores le obligaron a ser ingresado en Copenhague. Por si fuera poco, se le diagnosticó demencia
Su estado no le impidió viajar a Egipto en enero de 2018, aunque lamentablemente cayó gravemente enfermo y ya no se recuperó. El día 28 de enero ingresó en el Rigshospitalet para tratarle una neumonía, a la que se le sumó un tumor en el lóbulo pulmonar izquierdo que afortunadamente era benigno. Lamentablemente, su cuerpo ya no tenía más fuerzas y se fue apagando poco a poco hasta morir el 13 de febrero de 2018.
Así, solo queda vivo uno de los tres yernos que tuvo el Rey Federico IX de Dinamarca. Constantino de Grecia lleva ya varios años con problemas de movilidad, pero estos se han agudizado hasta el punto de que necesitaba ayuda para realizar numerosas tareas cotidianas. Tiene ayuda, pero además su esposa, la Reina Ana María, se desvive por él.
Sus apariciones públicas son cada vez más escasas y prefiere la tranquilidad que le ofece Porto Heli, su refugio heleno. Cuando se ha dejado ver, se ha puesto de manifiesto lo mal que se encuentra. El suceso más grave sucedió en otoño de 2017 cuando se desplazó a Ciudad del Cabo con la Reina Ana María para dar el discurso de inauguración de la conferencia internacional Round Square. Además de levantarse con enorme dificultad, solo pudo leer el principio del texto, por lo que fue su mujer la que lo leyó, dejando que terminara Constantino de Grecia.
Sus últimas apariciones han sido precisamente en el país natal de su esposa. El 20 de febrero de 2018 asistió al funeral de su cuñado, Enrique de Dinamarca. Allí se le vio caminando con muchas dificultades y teniendo que ser ayudado en todo momento.
Hizo un gran esfuerzo, pero quería estar con los suyos en un momento de tanto dolor. Tres meses más tarde viajó de nuevo a Copenhague, pero esta vez para la cena de gala por los 50 años de su sobrino Federico de Dinamarca, donde fue en silla de ruedas para evitar males mayores. El único superviviente no lo está pasando nada bien.