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El tercer episodio del podcast 'Corinna y el Rey' lleva el título de 'Envidia'. Esta palabra fue mencionada por la propia alemana recordando unas palabras del propio Juan Carlos: "El Rey (Juan Carlos) siempre decía que la envidia era la enfermedad nacional ". Corinna dice haber sentido la envidia, principalmente de aquella mujer a la que nunca vio como una rival, pero que sí terminó siendo una especie de enemiga: la Reina Sofía.
En este capítulo, Corinna revela lo desagradable que fue cuando se encontraron en La Zarzuela, donde ambas no deberían haber coincidido. El Rey Juan Carlos le había hecho saber que su matrimonio era pura fachada y que solo se encontraban para los actos oficiales. Podría haber al menos coordinación y colaboración institucional, pero ni eso: " Dijo que su esposa o cualquiera del personal no tenía acceso, para evitar que se espiaran entre ellos.
Así que tenía una zona completamente separada para él dentro del Palacio y creo que él quería que yo viera que lo que me había estado diciendo era cierto". En concreto, tal y como señala la narradora en el podcast, en La Zarzuela, palacio con 11 habitaciones y 9 baños distribuidos en tres pisos, hay, o había, un pasillo con una puerta electrónica que separa a la Reina Sofía y a sus empleados del equipo de Juan Carlos de Borbón.
Por ello, Corinna aceptó visitar La Zarzuela pensando que nunca se encontraría allí con Doña Sofía, pero durante su breve paso por la residencia, la Reina Sofía se acercó a ella y le dijo que sabía quién era ella. Doña Sofía estaba molesta porque a pesar de que su matrimonio con Juan Carlos de Borbón era solo sobre el papel. ¿Era porque Corinna era diferente al resto de amantes que había tenido? " Estaban estas mujeres accesorio, ellas eran meros objetos de fantasía y pasión. Yo los ponía incómodos ".
Aquel viaje a Arabia Saudí
En ese sentido, el podcast recuerda cuando en 2006 la Reina Sofía se apuntó a última hora a un viaje oficial del Rey Juan Carlos a Arabia Saudí, al que se habría unido al saber que Corinna estaba en la delegación, que viajó en el avión oficial. A su llegada a Arabia Saudí, la empresaria fue alojada con los hombres de negocios en lugar de con las mujeres, algo que le pareció muy raro. La cosa luego no fue mejor: " Que me pusieran en esta situación tan perversa al tener a la Reina en el viaje, algunos intentaron malinterpretarlo todo". A Corinna le dejaron de lado y el Rey Juan Carlos no hizo nada. Pero ella se centró en la misión que supuestamente se la había encomendado: firmar contratos importantes para España. Pero el contrato del tren que se quería conseguir, no se logró. A cambio se anunció la creación de un fondo de inversión bilateral de 5000 millones que no salió como se esperaba.
Después de lo que el podcast califica como 3 días infernales para Corinna, llega el momento de irse. Su sorpresa es que ya no hay sitio para ella en el avión: "Me di cuenta de lo increíblemente desagradable que puede ser la gente. Era más por el hecho de que una mujer pudiera valerse por sí misma, por el hecho que fuera tomada en serio por su relación con este hombre tan venerado y el hecho que yo fuera una mujer extranjera". Corinna viajó a Londres sola, y cuando días después discutió con el Rey Juan Carlos, que le dijo: " Es envidia, mi ángel, no puedes dejar que te afecte. Es una enfermedad, es la enfermedad de Sofía ".
Esa envidia de la que habló el Rey Juan Carlos estaría detrás de lo que hizo la Reina Sofía, o al menos de lo que dice Corinna que hizo. Al parecer, le hacen saber que la Reina Sofía ha esparcido " rumores por todo Londres de que ella es una robaesposos despiadada ". Sobre el motivo, Corinna piensa lo que podía haber detrás: "Creo que se debió de dar cuenta de todo el cariño que sentía el Rey por mis hijos. Esto se tradujo en que empezaron a estar excluidos de las fiestas de cumpleaños de otros niños. Y yo también. Sentí una clara hostilidad por parte de esta gente que tenían a sus hijos en los mismos colegios. Resultó bastante difícil de manejar", comentó Corinna, que añadió que cuando Juan Carlos cumplió 70 años, Corinna le regaló 7 esculturas de elefantes hechos a mano en plata. Esa colección llegó a 70 elefantes, y de acuerdo con la empresaria, el Rey Juan Carlos le dijo que en su testamento esos elefantes iban a ir a parar a Alexander, el hijo de Corinna al que tanto cariño tuvo Juan Carlos de Borbón.