La alemana habla en el quinto episodio de su podcast de las últimas Navidades del monarca antes de su abdicación, así de su complicada relación con el resto de la familia.
Es 2013 y solo faltan unos meses para que llegue la abdicación del ahora Rey Emérito, Juan Carlos I. La situación con su familia está en un punto de no retorno y las Navidades se acercan, así que decide pedir a sus amigos más cercanos, entre los que se encuentra Corinna Larsen, ya en aquel entonces su examante, celebrar unas "falsa Navidad" para poder disfrutarla en el que sería su último año como Rey. Así relata Corinna Larsen en su podcast, 'Corinna y el Rey', cómo fue aquel diciembre de 2013, el que describe como "surrealista".
El Rey quiere celebrar la Navidad, pero no con su familia, con quien las "relaciones se habían deteriorado hasta tal punto" que le dijo a Larsen que no podía "soportar la idea de pasar la Navidad con ellos y que temía volver a casa". Por lo que, según la versión de la exprincesa alemana, se ponen en marcha los engranajes del plan que llevaría a concebir la fiesta de Navidad, fuera de fecha, que hiciera al monarca feliz. El 22 de diciembre de 2013, Corinna Larsen y sus hijos, Anastassia y Alexander, se visten con sus mejores galas y se reúnen en la casa de campo de Philip Adkins, primer marido de la alemana, junto a otros muchos amigos del Rey Emérito para celebrar unas Navidades ideales. Larsen, que en ese entonces ya había terminado su relación con el monarca, se vio obligada a actuar como si aún siguiesen juntos, todo por "la estabilidad de la Corona y por la de España". "El Rey estaba rodeado por aduladores babosos. Era todo un espectáculo de circo para mantener feliz a ese hombre poderoso. Lo que articulaba como un deseo, debía hacerse realidad", asegura la voz de Corinna Larsen en el quinto capítulo del podcast. El entorno más cercano del Rey, a excepción de su familia, tejió todo un entramado para hacer feliz a un "poderoso deprimido" por haber perdido toda su popularidad tras los últimos acontecimientos que había protagonizado, como el viaje a Botswana, y los rumores que comenzaban a surgir y que no lo dejaban en muy buen lugar.
Además, su reciente ruptura con la alemana no hizo más que añadir leña al fuego, por lo que ella pasó, al igual que las Navidades, a ser una mentira más para mantenerlo contento: "Me sentí como un pequeño peón en el que varios jugadores me iban moviendo en un tablero de ajedrez mientras me decían: 'Tienes que devolverle las llamadas', 'Tienes que hacer que se sienta bien', 'Te vamos a culpar de otra cosa y no puedes hablar con los medios'". Larsen denuncia así haber sido obligada a mantener su relación sentimental con el monarca tiempo después de que esta llegara a su fin bajo amenazas y coacciones. 'Falsa Navidad'
"Era algo completamente surrealista. Pensé: ¿alguien se está dando cuenta de lo loco que es esto? ¿Nadie se da cuenta de que algo no va bien en la cabeza de esta persona y que el resto estamos promoviendo eso?", asegura la exprincesa. Tras las Navidades falsas, llegaron las reales. Así que Juan Carlos I, en su papel de Rey, tuvo que personarse en la Zarzuela para su cena familiar junto a su mujer, Doña Sofía, los Príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, y las dos Infantas Elena y Cristina, con sus respectivas familias y, esta vez sí, "actuar" como una familia feliz. "¿Qué hace alguien tan poderoso como el Rey Juan Carlos? Pasar dos Navidades fingiendo: una es la falsa feliz Navidad con las personas que quiere y luego viene la falsa Navidad de verdad con las personas a las que no soporta", sentencia Corinna Larsen.