Galería: Corinna en imágenes
¿Acaso alguien pensaba que Corinna iba a callar? No y mil veces no. La empresaria ha hablado cuando ha querido y como ha querido y ha dejado claro que quiere poner en su sitio al Rey Juan Carlos, al que denunció por acoso en Reino Unido. Además, ha lanzado un podcast en el que cuenta lo bueno y lo malo de la relación que mantuvo con Juan Carlos de Borbón, así como otros temas relacionados con la vida del que fue Rey de España entre 1975 y 2014.
Este podcast, narrado por la actriz de 'Orange is the New Black' Laura Gómez, se estrenó el 7 de noviembre de 2022 en plataformas como Spotify y comenzó con el capítulo 'La Casita - Juan Carlos I y la velada de Caza'. Se inicia con los comienzos de la relación entre Juan Carlos de Borbón y Corinna, que se conocieron en una cacería en la finca La Garganta, propiedad del Duque de Westminster, en febrero de 2004.
Corinna no se encontraba bien aquella noche, así que pidió a Juan Carlos I que le permitiera retirarse para irse a la cama. ¿Por qué lo hizo? Porque debido a la presencia del entonces Rey, nadie podía marcharse antes que él. A ella eso le dio igual. Al día siguiente, la alemana se sentó al final de la mesa, no muy cerca del Rey Juan Carlos. Sin embargo, el "le pidió a través del anfitrión que se sentara cerca de él porque estaba teniendo problemas con sus armas de caza y quería consultarle unas dudas al respecto ". Se cambió de asiento para asesorarle sobre sus caras armas. Todas las armas que traía Juan Carlos tenían un defecto, "le divirtió mucho que le explicara lo que estaba mal y cómo podía solucionarlo".
Corinna hace un alto para expresar lo que sintió por Juan Carlos de Borbón: "Cuando la gente lo llama aventura y me llama la amante, no describe con profundidad esta relación. Nunca me había sentido tan vinculada con alguien como con el Rey de España, en mi corazón él era mi esposo ", señala la empresaria, que recuerda cómo hablaban usando el inglés y el francés. Vio lo "cálido y carismático que es, lo jovial, risueño y agradable" que le resultó en aquella primera conversación. Habría más.
Otro alto del podcast aprovecha para señalar que Corinna habla francés, alemán, danés, un poco de italiano, ruso, árabe y su español es bastante bueno. Esquiaba y patinaba sobre hielo, viajó mucho desde pequeño y fue aprendiendo "cómo es la dinámica de las reunioens y cómo negocia la gente". En ese alto se cuenta cómo empezó su gusto por las armas. Cuando estuvo con su primer marido, Philip Adkins, se fueron de luna de miel a Botsuana, donde empezó a cazar y aprendió sobre armas. Se divorciaron en 1995, pero siguió adorando las armas y trabajó para fabricantes de armas para la aristocracia. Se añade también que Corinna estuvo casada una segunda vez. Esta relación acabó en divorcio, pero explica que mantuvo el apellido zu Sayn-Wittgenstein "pese al divorcio porque no quería tener un apellido distinto al de su hijo". El podcast presenta también a Corinna como una exitosa mujer de negocios que creó Apollonia Associates, un nombre elegido porque se puede "pronunciar en casi cualquier idioma y le gusta la letra A porque aparece de las primeras cuando vas a los foros económicos".
Volviendo a ese primer encuentro, Corinna recuerda que su puesto de tiro estaba al lado del del Rey Juan Carlos. En esa jornada de caza él no tuvo mucha suerte, mientras que Corinna no falló ningún tiro: "Me chocó los cinco y me dijo: 'Bien hecho. Excelente tiro'". El viaje acabó con intercambio de números y conversaciones de armas, un acercamiento que fue ya irreversible. De vuelta a Londres no pasó mucho tiempo hasta que el embajador de España en el Reino Unido se puso en contacto con ella. " Su Majestad me ha pedido que me pongan en contacto con usted respecto a la renovación de su colección de armas. Usted se ha ofrecido amablemente a ayudarle". Corinna le ayudó y no cobró por ello, señala el podcast.
Citas con el Señor Sumer
El Rey Juan Carlos empezó a llamar a las oficinas de Corinna para realizar consultas oficiales y preguntas sobre armas, pero hablaban también de sus planes. Si llamaba cuando ella estaba fuera, dejaba recado en nombre del de Sr Sumer. Era fácil descubrir por qué este apodo secreto: 'Su Majestad el Rey'. " Estaba destinado a ser una especie de nombre en clave, pero como tiene esa voz tan retumbante y distintiva, cuando mis asistentes descolgaban el teléfono todas sabían que era el Rey. Jamás me había imaginado que pudiera ocurrir algo así. Era divertido y persistente, pero de una manera graciosa. Era conocido por ser uno de los mayores seductores dentro de la realeza, así que es muy bueno cuando coquetea con mujeres", añade Corinna, que recuerda que de las llamadas al trabajo pasaron a los mensajes al teléfono.
Finalmente da un paso más. Ella viaja a España y queda a comer con el Señor Sumer. Se desplazaron a lo que ella llamó La Casita, que no es otro lugar que 'La Angorilla', antiguo pabellón de caza cuya titularidad ostenta Patrimonio Nacional y que se convirtió en el hogar en España de Corinna y su hijo Alexander. En su primer comida, Juan Carlos contó a Corinna que su matrimonio con la Reina Sofía era solo una fachada, que era un matrimonio solo en imagen y que no pasaban tiempo juntos más allá de en sus apariciones públicas. Se recuerda entonces que Juan Carlos I le pidió ayuda para organizar la luna de miel de Don Felipe y Doña Letizia, que se casaban el 22 de mayo de 2004: "Tienes una gran experiencia en la organización de eventos de muy alto perfil y pareces extremadamente discreta. El Rey me dijo: ¿Hay alguna posibilidad de que me puedas ayudar?". Y ella lo hizo.
Una vez en Londres puso en marcha toda la maquinaria de su empresa Apollonia Associates para organizar la carísima luna de miel de los entonces Príncipes de Asturias, que tras un viaje público por algunos lugares de España pusieron rumbo a Camboya, Tailandia, Samoa, California, México y Fiji. Para que todo saliera bien, Corinna tenía sus trucos: "Tienes que alquilar un avión, acordar un itinerario, llevarlos sin ser descubiertos. Lo que normalmente haces es presentar un plan de vuelo para luego cambiarlo. Nadie puede pegar el chivatazo. El Rey me consultaba a diario para saber lo que estaba pasando", recuerda la empresaria, que señaló que no se escatimó en gastos y que al preguntar por las facturas manifestó que se debía enviar la mitad a La Zarzuela y la otra mitad a una empresa llamada Navilot, en Barcelona, tras la que está Josep Cusí, amigo del Rey Juan Carlos.
Con el paso del tiempo Juan Carlos dijo a Corinna que quería una relación romántica. Ella le dijo que sí, aunque con condiciones: "Lo que sí le dije es que ya era suficientemente duro aceptar que estuviera casado, y eso que yo no tenía ningún problema moral con este tema porque eran dos adultos que habían consentido. Otra cosa era formar parte de una especie de estructura de harén. Eso es algo que no me interesaba en absoluto". Corinna detalló algunas muestras de amor del Rey Juan Carlos: "Me llamaba 10 veces al día, todos los días me enviaba flores y cartas escritas en papel oficial entregadas en mano por el servicio especial. A veces los pilotos de Iberia las llevaban en una carpeta exclusiva para entregarla a la llegada. No eran cartas de amor estereotipadas, eran sinceras, escritas a mano sobre lo mucho que me extrañaba. Echaba de menos tener a una persona con la que poder hablar de todo".
Entre cacerías por Europa o viajes a Venecia, su amor crecía en La Angorrilla, en La Casita: "Él descubrió una forma de vida completamente nueva", expresó Corinna, que no dudó en su momento en compartir una foto en la que se veía al Rey Juan Carlos haciendo una barbacoa con un look poco habitual en él, unas imágenes que provocaron un escándalo y en las que se veía también la cercana relación que existía entre el que fuera Rey de España y Alexander, hijo de Corinna: "Lo que expresó fue que le encantaba la informalidad y la calidez de poder tener un fin de semana así, fuera del protocolo, de las complejidades de su matrimonio. Simplemente siendo él mismo y haciendo cosas que quizás no hubiera hecho antes, no creo que hubiera hecho una barbacoa él mismo". Y así fue creciendo un amor que acabó muy pero que muy mal.