Siempre se ha dicho que la relación entre Charlene de Mónaco y su cuñada Carolina distaba de ser idílica. A la Princesa de Hannover no le habría sentado bien haber dejado de ser Primera Dama y que su hijo Andrea Casiraghi se alejara del trono tras el nacimiento de los Príncipes Jacques y Gabriella. Por otro lado, conociendo a la Princesa Carolina y su hijo mayor es más probable que la sucesión legítima de Alberto de Mónaco fue más un alivio que un disgusto, pero los rumores no han cesado nunca, sobre todo en lo que respecto a la tensión entre cuñadas.
Todo se avivó con la publicación de Voici en la que señalaba que la Princesa Charlene había vuelto a los actos oficiales tras exigir una serie de condiciones a Alberto de Mónaco: una compensación monetaria de 12 millones de euros al año, residencia permanente en Suiza y no tener contacto con Carolina de Mónaco.
Esto último habría tenido una respuesta de la Princesa de Hannover, que de acuerdo con Oggi habría contraatacado exigiendo otro acuerdo al Príncipe de Mónaco. Se habría firmado que en caso de establecerse una regencia en Mónaco, la regente sería la Princesa Carolina y no la Princesa Charlene, como sería más lógico.
Esto ocurriría si Alberto de Mónaco estuviera incapacitado para reinar o muriera antes que su heredero, el Príncipe Jacques, alcanzara la mayoría de edad, lo que ocurre el 10 de diciembre de 2023. Si eso pasara, la Primera Dama no ostentaría la regencia durante la minoría de edad de su hijo, sino que sería la hermana de Alberto de Mónaco la que lo haría hasta que Jacques de Mónaco reinara por sí mismo.
El silencio de Palacio Grimaldi
Mientras tanto, Palacio Grimaldi ha optado por el silencio y no ha confirmado ni desmentido los presuntos acuerdos alcanzados entre los miembros de la Familia Real de Mónaco. Si bien Alberto de Mónaco ha desmentido numerosos rumores, parece estar ya harto de unas especulaciones que nunca terminan.