Para celebrar el estreno de esta película de Judi Dench, se organizó un evento en el Palacio de Fernán Núñez de Madrid llamado 'Una mañana en Palacio'. El lugar era excepcional, ya que se trata de un histórico edificio difícil de visitar dotado de una excepcional belleza en su interior. En uno de los salones nos esperaban el Embajador de Reino Unido en España, Simon Manley, la periodista Marta Robles, experta en protocolo y coautora del libro 'Usted primero', así como Marina Fernández, directora de relaciones institucionales de la Escuela Internacional de Protocolo. Allí, comenzó una charla en la que se desgranaron algunos aspectos sobre la película y el protocolo regio, tanto en la actualidad como en la época victoriana.
Tras las explicaciones de Marta Robles, tocó el turno de que Marina Fernández enseñara cómo se hace la reverencia a la Familia Real, algo ya en desuso, pero en la época victoriana, algo muy importante. También repasó los códigos de vestimenta, en las que la mujer debe vestir de acuerdo con lo que se indica al hombre. En cuanto a la época victoriana, las damas podían llegar a cambiarse 4 o 5 veces al día.
Finalizada la primera charla, los asistentes nos colocamos en fila para proceder al besamanos, porque claro, en 'Una mañana en Palacio' no podía faltar la Reina Victoria, ni tampoco su secretario Abdul. En el besamanos hubo que hacer una reverencia a Su Majestad y no mirarle a los ojos. En la actualidad se puede y se debe mirar a los ojos a la Soberana, pero en el siglo XIX no era así. Finalizado el trámite, se dio paso al comedor, decorado con velas (solo permitido en cenas) y con centros sencillos con flores que no huelan, y si se trata de un evento en el jardín, que no atraigan insectos. La presidencia fue inglesa, en la que el anfitrión, en este caso Victoria I, se sentó en una de las cabeceras, dejando la otra para el segundo invitado en importancia. La regla es que a partir de las presidencias se coloca según la preeminencia a la derecha. En las cenas en el Palacio Real de Madrid, la presidencia es francesa, con el Rey sentado en el centro, la Reina enfrente, y los invitados sentados según su rango a las derechas.
Cuando la Reina terminaba de comer...
En la mesa, se debe hablar durante el primer plato con el invitado de la derecha, y al cambio de plato, se cambia al de la izquierda. Los temas prohibidos eran y son la política, la religión y el sexo, aunque como comentó Marta Robles, no estaría de más que se prohibiera tocar el fútbol. Lo cierto es que esto puede servir para cualquier cena familiar, sobre todo las navideñas, donde un comentario fuera de tono puede provocar una disputa. Las manos deben estar siempre encima de la mesa y la servilleta se coloca sobre las piernas. En aquellos tiempos, la Reina Victoria era la primera a la que se le servía, y cuando terminaba, todos tenían que dejar su plato y dejar de comer. Afortunadamente esto ya no es así, se sirve en varias direcciones, se empieza a la vez y no hace falta terminar antes o a la vez que la Reina Isabel. En España ocurre igual.
Al llegar a la mesa, el agua ya está servida, pero el vino debe servirse cuando los camareros hayan traído la comida, por supuesto, nada de refrescos. Al terminar, los cubiertos se dejan en posición de las seis y media (agujas del reloj) para indicar que se ha terminado y facilitar el trabajo al servicio. En la corte victoriana, la Reina se marchaba cuando le venía en gana, y cuando era mayor, se marchaba antes y no era raro que se quedara dormida. La Reina Isabel es mayor, pero aguanta más y no se duerme.
Son muchas normas, empezando por la vestimenta y siguiendo por cómo debe uno comportarse, pero la clave es mostrarse comedido al principio antes de ir soltándose poco a poco, y a la vez ser natural para disfrutar del evento. ¿Recibiremos algún día una invitación de La Zarzuela?