Aunque en España sería impensable no llevar mascarilla y reunirse tantas personas, las medidas en Noruega no son tan estrictas, como tampoco es igual la situación epidemiológica de ambos países. Sea como fuere, han tenido que renunciar a invitar a más gente, por lo que tanto Sverre Magnus como sus compañeros y compañeras han tenido que dejar fuera a algunos seres queridos.
Precisamente ha llamado la atención Marta Luisa de Noruega, que llegó con muletas a consecuencia de una lesión no especificada. Con ella estaba su hija mediana, que portaba el bunad, traje típico noruego que había estrenado una semana antes en su propia Confirmación. Se echó de menos a las restantes hijas de Marta Luisa de Noruega, Maud Angelina y Emma Tallulah, que debido a las restricciones no acudieron, yendo así su hermana Leah, que tiene la misma edad que Sverre Magnus.
También se echó de menos a los padrinos extranjeros del Príncipe Sverre Magnus. Debido a las restricciones para entrar en Noruega, que había establecido una cuarentena para viajeros procedentes de determinados países, no estuvieron Máxima de Holanda, Rosario Nadal, ni Pablo de Grecia, dos madrinas y un padrino royal de Sverre Magnus. En cambio, sí acudieron sus otros padrinos. Además de la Reina Sonia, abuela y madrina, estuvieron Espen Høiby, que además de padrino es tío de Sverre Magnus, así como Bjørn Andersen-Steinsland y Marianne Gjellestad. Entre los invitados se encontraron también Per Høiby, Kristin Høiby y Julia Høiby, familiares de la Princesa Mette-Marit.
Una cena y varios regalos
Después de una ceremonia en la que Mette-Marit de Noruega estuvo visiblemente emocionada, algo que mostró a su hijo al salir al repartirle sonrisas y abrazos, la celebración se trasladó a Skaugum, residencia de la pareja heredera, donde tuvo lugar una sesión de fotos y una cena privada para los invitados.
La Casa Real Noruega informó de los regalos recibidos por Sverre Magnus de Noruega. El Parlamento noruego le entregó una canoa con remos y un chaleco. El Gobierno le hizo obsequio de una obra de Morten Andenæs, mientras en el ayuntamiento de Asker le entregó otra de Magne Furuholmen. La Corte Suprema le mandó una tabla de surf y un libro sobre la Corte Suprema, mientras que la Iglesia noruega le regaló una Biblia. Finalmente, los gobernadores de los condados noruegos le enviaron un saco de dormir y una colchoneta.