La Duquesa de Cornualles habló para una entrevista con su hijo Tom Parker Bowles sobre cocina y comida.
Tom Parker Bowles no solo es conocido por ser hijo de Camilla Parker, sino por haberse labrado una carrera como crítico gastronómico. Es por eso que fue elegido como encargado de realizar una serie de entrevistas para la revista YOU en la que caras conocidas hablan de su relación con la comida, sus primeros recuerdos con ella, lo que les gusta y lo que no. Para empezar, nadie mejor que la Duquesa de Cornualles, que no dudó en participar en esta iniciativa aprovechando que además es patrona real de UKHarvest, organización benéfica que trabaja para eliminar el hambre y reducir el desperdicio de alimentos.
Camilla Parker comenzó por el principio, su infancia: "Crecí en un hogar muy feliz en el que se comía bien. Todavía recuerdo el racionamiento, pero cultivamos de todo, desde tomates y melones hasta guisantes, alubias, zanahorias y papas nuevas. Uno de mis primeros recuerdos es preparar esos guisantes y alubias con mi madre, que era muy buena cocinera", rememora la Duquesa de Cornualles, que añadió que siempre había que terminarse todo para poder comerse el pudin de postre, aunque no era un problema siempre que no hubiera arroz con leche, algo que odiaba. Recuerda además como buena la comida de su primer colegio, Dumbrells School, en Ditchling, East Sussex, así como sus veranos en la isla de Ischia, donde se enamoró de la comida italiana y disfrutaba de vitello al limone, calabacines fritos, mucho pescado fresco y pasta. Asegura además que los viernes por la noche podían elegir su propia cena y que ella siempre elegía un pastel de pollo congelado, lo que desesperaba a su madre. Sobre los restaurantes durante su juventud asegura que prefería comer en casa, pero se acuerda de cuando comió por primera vez gambas y aguacate en el Alexander's, en Chelsea, Londres, lo que despertó su pasión por los aguacates, una fruta que dice que ha terminado comiendo casi todos los días. Otros de los restaurantes que le gustaban eran Daphne's, La Poule au Pot y The Causerie at Claridge's. Sobre los restaurantes actuales asegura que "son una forma de ver a mis hijos. Ellos eligen los restaurantes y yo pago la cuenta. No me gusta mucho los sitios muy ruidosos y tendemos a ir a los mismos lugares siempre".
Lo que no le ha gustado nunca ha sido cocinar, aunque siempre logró apañarse bien para dar de comer a sus hijos: "Me enviaron a un curso de cocina en Sussex cuando era joven pero, en realidad, aprendí de mi madre. Nunca he seguido una receta en mi vida. Mi cocina lo que tiene son buenos ingredientes y pocas complicaciones. Un montón de pollo al estragón, huevos revueltos y tocino, y cazuela de pollo. Siempre había asados los domingos con chuletas de cerdo y cordero o pollo asado. Teníamos una huerta y muchas gallinas, para los huevos, así que comíamos según la temporada", añadió la Duquesa de Cornualles."Podría llenar un libro con todos mis desastres culinarios", expresó con sinceridad, añadiendo que sigue cocinando a pesar de contar con personal de servicio que probablemente lo haga mejor que ella: "Hago cosas simples como pescado en papillote con mantequilla y hierbas. Y verduras de la huerta como col rizada, brócoli de brotes morados, zanahorias, calabacines y muchos guisantes y alubias. Me encantan los productos de la huerta y estoy orgullosa de mis melocotones. Mi marido es un excelente jardinero y tenemos buenas frutas y verduras".
En cuanto a lo que más le gusta, lo tiene claro: "Una de mis comidas favoritas son las alubias horneadas con tostadas. Siempre Heinz. Y pescado y patatas fritas recién hechas, envueltos en papel. Ese olor. Nada puede superar el pescado con patatas fritas". También sabe lo que no le gusta: "No soporto los pimientos, crudos o cocidos. Tampoco soy fan de las vísceras, aparte del hígado. Y también evito el chili y el ajo, a diferencia de mi hijo".
Así sería su última cena
Preguntada por lo que habría en su última cena, asegura que habría "espárragos con mucha mantequilla. El risotto de Ángela Hartnett. Me encanta su cocina. Añadiría Dover sole meunière con patatas ratte y habas frescas y guisantes de la huerta. Un poco de helado de chocolate amargo y fresas y frambuesas con mucha nata y una buena copa de clarete. Y como sería mi última cena probablemente serían dos copas", finalizó la Duquesa de Cornualles.