Por su parte, Carlota Casiraghi señala que su madre les cuidó, pero sin ser demasiado intervencionista: "Tuvimos mucha libertad. Fuimos entregados a una soledad muy beneficiosa, esto es lo que nos hace construir una imaginación poderosa". La Princesa de Hannover compartió una de las reglas que ha seguido a la hora de educar a sus vástagos: "Siempre les he dicho a mis hijos: 'Puedo enseñaros la puerta, enseñaros a hacer llaves, pero solo vosotros tenéis que intentar abrirla'". Sobre si criarse en una Familia Principesca tuvo algo que ver en su educación, Carolina de Mónaco bromeó diciendo que sí, se portaban mejor en la mesa. También reconoció que tuvo compañeros cuyos padres eran más rígidos de lo que lo fueron los suyos. "Es un cliché. No fuimos mimados por tutores en casa. Asistimos rápidamente a escuelas públicas en el campo, y es muy educativo enfrentarse a la diversidad humana y social", añadió la amazona.
"El cosmopolitismo de Mónaco es obviamente una ventaja. Me siento completamente europea", comentó la Princesa Carolina. Carlota Casiraghi se siente profundamente orgullosa de Mónaco a pesar de que vive habitualmente en París: "La fuerza de Mónaco es Mónaco. Lo vi claro con los encuentros filosóficos. El distanciamiento geográfico permite otro ímpetu. Creo que no hubiera salido tan bien si hubiéramos decidido hacerlo en París, por ejemplo", declaró la amazona. "Paradójicamente, la imagen caricaturesca (palacio, casino y baños de mar) que tiene Mónaco se convierte en ocasiones en un activo. Aquí los artistas, los filósofos en este caso concreto, bajan la guardia, lo que finalmente permite intercambios más libres e interesantes. Volviendo a la identidad monegasca, las raíces son ligures. Y en el espíritu y en la tradición, queda algo muy genovés. Sí, nos sentimos un poco italianos".
La Princesa de Hannover se siente muy monegasca, también muy italiana, pero no estadounidense pese a que su madre lo fue. "Hay rastros, por supuesto, pasamos un tiempo allí, mi hermano incluso estudió allí. Mis abuelos estadounidenses eran inmigrantes de primera generación. Mi abuela nació en Alemania, mi abuelo era el único nacido en los Estados Unidos, todo el resto de su familia era irlandés. La familia irlandesa se ha mantenido muy irlandesa y los irlandeses siempre han albergado cierta desconfianza hacia los estadounidenses. Todo es parte de la leyenda familiar. Somos estadounidenses en el sentido europeo, no es como si hubiéramos caído del Mayflower para fundar Nueva Inglaterra", señala para justificar que no se sienta estadounidense.
Con respecto a Francia, Carolina de Mónaco revela un dicho que se dice en su país: "Aquí decimos: 'El gran vecino, pero amigo'. Más sorprende que Carlota Casiraghi, residente en Francia y casada con un francés responda sobre el vecino galo: "Estoy orgullosa de ser monegasca". Ese orgullo le viene por su madre, encantada de pertenecer a su pequeño país: "Es bueno pertenecer a una minoría. En serio, aquí hay algo muy especial. La gente suele ignorar que si la historia de nuestra familia ha podido perdurar desde el siglo XII es porque hay una cercanía y una familiaridad, en el sentido de familia, entre nosotros y el pueblo monegasco que pocas personas pueden entender. La excepción monegasca es esa. Maupassant dijo: "Si tuviera que ser monarca, me gustaría ser el Zar de todas las Rusias que no conoce a ninguno de sus súbditos, o el Príncipe de Mónaco que los conoce a todos".
"El hecho de tener poco territorio nos permite lograr cosas que serían imposibles en otros lugares. Somos un lugar de acogida, pero también de experimentación. La burocracia no es pesada y la comunicación fácil. Existe una sinergia real entre todas las instituciones culturales. Por ejemplo, los Encuentros Filosóficos colaboran con Les Ballets de Monte-Carlo, con el Pavillon Bosio, la Académie Princesse Grace o el Museo Oceanográfico. Todo es posible", añadió Carlota Casiraghi.
Realeza, redes sociales, feminismo y Grace Kelly
"Eres parte de la Historia, a pesar de ti mismo", comenta Carolina de Mónaco sobre pertenecer a la realeza. "Eso es exactamente lo que está en juego: construirte, reaccionando o no, tu propia historia, una singularidad. Quizás sea tranquilizador imaginar que no seremos olvidados, pero es ilusorio. Lo interesante es buscar escapar de la ley, la regla, el linaje, lo planeado y asignado. Tengo un recuerdo que honrar, una transmisión que respetar, pero es fundamental tejer las cosas de otra manera, sorprenderse, elegir la vida", declaró la amazona a ese respecto, ante lo que su madre añadió: "Lo has escuchado mil veces en mi boca: 'La tradición es la transmisión del fuego y no la veneración de las cenizas'. Sobre si les molestan los cuentos de princesas modernas, ha respondido que al leer biografías de reinas legendarias le da por pensar que las princesas del siglo XX eran muy sabias ¿llevar bikini? ¡El gran problema! Realmente hay cosas más interesantes".
Sobre la atención mediática, la Princesa de Hannover reconoce que no lee nada sobre ella y que no le gustan las redes sociales: "Tienes que ser indulgente con las personas que creen todo lo que está escrito. Pero es cierto, es necesario tener una coraza ante las intrusiones. No leo nada de lo escrito, ni siquiera lo bueno, no busco nada. Y ahora está esto tan violento: las redes sociales". En eso está de acuerdo la amazona: "Todo el mundo tiene derecho a su privacidad. Es un derecho inviolable. Pero hoy, todo el mundo ve su vida sobreexpuesta". La Princesa Carolina habló además de la cobardía que en ocasiones se esconde detrás de las redes sociales y cómo llevan a la soledad: "¿De qué sirve tener 4000 amigos virtuales? Esto no es algo de mi generación. Quizás sea mejor salir de casa y ver a uno o dos amigos de verdad".
Sobre el #MeToo, Carolina de Hannover asegura que la conciencia ha llegado tarde y que no se ha dado la importancia merecida al maltrato a la mujer: "Me preocupan mucho los feminicidios. Y hasta ahora no podemos decir que le dimos mucha importancia a las mujeres maltratadas". Carlota Casiraghi ha opinado que vivimos un momento de transición que puede resultar desconcertante, pero que hay un deseo real tanto de hombres como de mujeres de alcanzar la igualdad. Respecto a si son feministas, Carolina de Mónaco recuerda experiencias que vivió por ser mujer: "Recuerdo que mi madre me decía de buena fe: 'No necesitas estudiar'. También recuerdo a un profesor universitario que me dijo con una crueldad increíble: 'Estás ocupando el lugar de un estudiante digno'. Pero siempre quise superar los obstáculos. Siempre me sentí en competencia con los chicos. Quería hacerlo mejor que ellos, en el colegio o en los deportes. Esta competencia me ha perseguido durante mucho tiempo. A los 20 yo era así". Carlota Casiraghi habla de una lucha necesaria: "Ser mujer y querer expresar tu singularidad es una lucha, sea cual sea tu puesto. Es una lucha, no una guerra. Con el pretexto de que las mujeres se han emancipado, que se les permite tener una carrera, hijos, sin dejar de ser deseables, hoy vemos menos la parte de sacrificio que hay en el hecho de ser mujer. Luego está también la imagen sagrada de la niña, la mujer, la amante, el cuerpo de una eterna jovencita. Evidentemente, la mujer se enfrenta por tanto más violentamente a la pérdida de su feminidad y su belleza". Sobre la belleza, don del que gozan las dos, Carolina de Mónaco apunta que le da igual que se hable de su belleza, que es un tema que le aburre. Su hija pone el foco en cómo la pérdida de la belleza puede debilitar a las mujeres cuando envejecen.
Sobre el modelo materno, Carlota Casiraghi reconoce muchas cosas de Grace Kelly en Carolina de Mónaco a pesar de que no pudo conocer a su abuela: "Aunque no la conocí, veo muchas cosas de tu madre en ti. La relación entre madre e hija es una cosa compleja, la madre ocupa un lugar todopoderoso, incluso cuando es cariñosa y tierna. No se trata de comparaciones, pero hay espejos. Cuando veo películas de mi abuela, veo en ella tu gracia, tu exigencia, tu disciplina y también tu misterio". La Princesa de Hannover discrepa y reconoce una comparación extendida: "No me parezco a él en absoluto. Físicamente me parezco a mi abuela paterna. Era una mujer muy libre. Fue enfermera durante la guerra. Era totalmente inclasificable". Carlota Casiraghi añadió: "Todas estas historias familiares me enriquecen, todos estos contrastes, todas estas mujeres que se han salido de un camino claro. Mi bisabuela caprichosa. Mi abuela que tomó la decisión de dejar el cine". La amazona reconoce que las Grimaldi son singulares, mientras que la hermana del Príncipe de Mónaco asume que más que excéntricas, son extravagantes en el sentido de que se salen del camino.