El regreso de Charlene de Mónaco a los actos oficiales habría sido motivo por un contrato exigido a Alberto de Mónaco.
El regreso de Charlene de Mónaco no ha traído paz a los Grimaldi. Tras su paso por una clínica en Suiza para intentar recuperarse completamente de sus problemas de salud, la Princesa Charlene reapareció con un bonito posado familiar por Pascua con Alberto de Mónaco y sus hijos Jacques y Gabriella. Más adelante, el 30 de abril de 2022, retomó su agenda al presentarse en el campeonato de Fórmula E de Mónaco también con el Príncipe de Mónaco y sus hijos. Había vuelto definitivamente.
Una semana más tarde volvió a dejarse ver en familia con motivo del Torneo Santa Devota de Rugby y nuevamente hubo sonrisas y momentos cómplices principalmente con el Marqués de Baux y la Condesa de Carladès. Se alejaban los rumores de separación y parecía que la Princesa de Mónaco estaba completamente restablecida y todo iba bien. Sin embargo, la revista Voici dice lo contrario.Esta revista francesa ha señalado que si la Princesa Charlene accedió a volver a los actos oficiales ha sido con una serie de condiciones. La primera de ellas es una compensación monetaria de 12 millones de euros al año que el Príncipe Alberto le destinaría para que siguiera cumpliendo con su agenda oficial en el Principado de Mónaco. La segunda es que no viviría en Mónaco, ni tampoco en Roc Agel, residencia de verano de los Grimaldi, sino en Suiza.
Otra de sus condiciones es no tener contacto con Carolina de Mónaco, su cuñada, muy presente en la vida oficial del Principado y en la de su familia. De hecho, Alberto de Mónaco agradeció públicamente a sus dos hermanas cómo le han apoyado a él y a sus hijos durante la larga ausencia de la Princesa Charlene. Sin embargo, la Primera Dama prefiere a la Princesa de Hannover lejos de ella, o al menos eso señala la citada revista.Sin sus hijos
Todo eso pide, pero también tiene que realizar una renuncia que no tiene que ser nada fácil y que incluso lleva a pensar que se ponga en duda lo de su traslado a Suiza. Si la Princesa quiere todo debe renunciar a vivir con sus hijos, que seguirán creciendo y educándose en Mónaco.