¿Cuál fue el motivo del retraso en comunicarlo? De acuerdo con Daily Mail, el Príncipe Harry querían saber dónde se iba a sentar en la Abadía de Westminster, donde tiene lugar el Servicio de la Coronación. El Duque de Sussex estaba preocupado por el lugar que le iban a reservar y hubo largas discusiones entre ambos lados hasta que quedó claro dónde se sentaba cada uno. Una vez lo supo y le pareció bien, aceptó. No se han filtrado los lugares que ocuparán los invitados de la Familia Real Británica, así que habrá que esperar para ver cuál es su sitio.
Una visita sin Meghan Markle puede ser más fácil para la Familia Real Británica, pero eso no significa que la coronación sirva para que haya reconciliación. La Casa Real Británica y sus miembros están concentrados en la planificación de la coronación, y no hay espacio para plantear algo tan complicado. En ese sentido, el menos proclive a tender puentes es el Príncipe Guillermo, el que peor parado sale en la biografía del Príncipe Harry junto a la Reina Camilla, que tampoco tendrá especial interés en pasar tiempo con el hijo pequeño del Monarca.
Carlos III quiere limar asperezas
Sin dar nombres, otros miembros de la Familia Real Británica tienen pensado limitarse a saludar el Príncipe Harry, y ya está. No ocurrirá con las Princesas Beatriz y Eugenia de York, que sí mantienen buen trato con el Duque de Sussex, sobre todo la Princesa Eugenia, que junto a Jack Brooksbank tiene un fuerte vínculo con Harry y Meghan. Fue con ellos y con Beatriz de York y Edo Mapelli con los que los Sussex se sentaron en la Misa de Acción de Gracias por el Jubileo de Platino de la Reina Isabel, lo que simbolizó además el alejamiento de Harry y Meghan de los asientos principales. ¿La excusa? No son miembros de la Casa Real Británica.
Se ha sabido también que Sarah Ferguson no ha sido invitada, porque por muy bien que se lleve con la Familia Real Británica, es la exmujer del Príncipe Andrés, y no su esposa. De hecho, ella misma ha señalado que verá la coronación desde la televisión y que entiende no haber sido invitada. Más allá de esto, el Rey Carlos III ve su coronación como una forma de limar asperezas. Así como el Príncipe de Gales no quiere hablar con su hermano, al Monarca le hace feliz tener a sus dos hijos en el día más importante de su reinado, y espera que las aguas vuelvan a su cauce. Además, aunque ha sido duro con el Príncipe Andrés, no le impide asistir, lo que supone, no otro paso hacia su rehabilitación, pero sí una salida del ostracismo del que tanto se queja el Duque de York.