Lo primero que llamó la atención, además de la sonrisa de la Infanta Sofía, que confesó estar feliz aunque con algunos nervios, fue el atuendo de la Reina Letizia, un abrigo de verano verde con mangas bordadas firmado por Felipe Valera. Bajo esta prenda se encontraba el mismo vestido que Doña Letizia llevó a la Primera Comunión de la Princesa de Asturias. Cambió sus zapatos, olvidándose de aquellos transparentes, para lucir stilettos grises de Magrit a juego con el bolso. En el caso de la Princesa Leonor, portó un vestido azul bebé con falda tableada.
Los reyes eméritos, cariñosos como nunca
Durante el posado, la Infanta Sofía estuvo siempre acompañada de su hermana Leonor, con la que tiene gran complicidad y que estaba casi tan emocionada como ella. Al parecer, la Princesa de Asturias quiso realizar una lectura en la misa, pero sus padres le aconsejaron que era mejor que si quería dedicar algo a su hermana, lo hiciera en la celebración privada, ya que no querían ser acusados de tratos de favor.
A la salida, nuevas sorpresas. Los Reyes y sus hijas se acercaron a saludar a los ciudadanos que estaban junto a la valla de la iglesia, mientras los Reyes Juan Carlos y Sofía esperaban. Cuando pudieron irse, se vio otro momento casi apenas visto, a Don Juan Carlos cogiendo cariñosamente por detrás a la Reina Sofía. Sin duda, el rey emérito está intentando cambiar.
Tras el sacramento y los posados de despedida, los invitados se marcharon a La Zarzuela para disfrutar de un almuerzo en el que participan otros miembros de la familia Borbón y de la familia Ortiz. Está por ver si la Infanta Cristina es una de las invitadas, ya lo fue hace dos años en la Comunión de la Princesa Leonor, así que ahora que ha sido absuelta, su presencia es menos incómoda.