La abdicación del Rey Juan Carlos en favor de su hijo, el Príncipe Felipe, sorprendía a todos los españoles a principios de esta semana. Desde aquel momento, la Red se ha llenado de un montón de especulaciones sobre los diferentes motivos que han podido llevar al monarca a ceder antes de tiempo la Jefatura del Estado al príncipe heredero. Pero también se ha hablado mucho sobre cómo se gestó todo el proceso en la sombra hasta que se hizo de dominio público.
En otoño del año pasado el monarca comienza a barajar la posibilidad de pasar el testigo, pero la situación política y social le hace dudar. Una fuerte crisis económica azota al país y el proceso soberanista va cogiendo cada vez más fuerza en Cataluña, por lo que piensa que es mejor dejar pasar el tiempo a ver si se solucionan estos problemas. Sin embargo, a partir de enero, el Rey Juan Carlos decide firmemente que se empiece a estudiar cómo se debe llevar a cabo el traspaso de poderes.
"Créeme, dijo, ha llegado el momento de dar un impulso, porque lo que hagamos nosotros va a contribuir a la renovación de España en muchos aspectos. Si se renueva la cúpula, se renovarán otras cosas después. Si nosotros damos un escopetazo... ayudaremos al país. Lo difícil es encontrar el momento porque, si se te pasa el arroz, no habrá servido para nada", dice una persona cercana a Juan Carlos.
Cuadrando agendas
Mariano Rajoy se entera de la sorprendente decisión el día del funeral en memoria de Adolfo Suárez y decide que Soraya Sáenz de Santamaría ayude en el trabajo que realizaban las personas cercanas al monarca. Poco después, el rey habla con el líder de la oposición, quien decide apoyar al Rey y cumplir con el pacto constitucional que establece que España es una monarquía parlamentaria. Por último, la fecha del anuncio público se escogió teniendo en cuenta las agendas de todos los miembros de la Familia Real, para que tanto la Reina Sofía, el Príncipe Felipe y la Princesa Letizia estuvieran en España.