Reino Unido ha celebrado por todo lo alto el centenario de la Royal Air Force (RAF), para la que han servido varios miembros de la Familia Real Británica. Lo natural era que los Windsor se volcaran con las celebraciones, y así ha sido, sobre todo teniendo en cuenta que oficialmente, esta efeméride fue una de las razones por las que la Reina Isabel no acudió al bautizo de su bisnieto, el Príncipe Luis.
Los festejos dieron inicio con un servicio religioso en la Abadía de Westminster, tras el cual, la Familia Real Británica se desplazó a Buckingham Palace para saludar a la ciudadanía desde el balcón central y contemplar la exhibición aérea en la que participaron 100 aviones de la RAF, que tiñeron el cielo de Londres con los colores de la bandera de Reino Unido.
Además de disfrutar del espectáculo, los Mountbatten-Windsor se lo pasaron en grande, sobre todo teniendo en cuenta las risas que se echaron desde el balcón de Buckingham Palace. ¿Quién dijo que hay tiranteces? Si el Duque de York tiene sus quejas contra el Príncipe Carlos no se notó en absoluto, pues el Príncipe Andrés fue uno de los más risueños, al igual que Meghan Markle.
Los Duques de Cambridge parecían divertirse tanto como la Reina Isabel, poco dada a mostrar sus emociones, al igual que el Príncipe de Gales y Camilla Parker. El más serio fue, curiosamente, el Príncipe Harry. Por cierto, los Duques de Sussex volvieron a mostrar gestos de cariño en público.
Mientras los mayores se dejaban ver en el balcón central de Buckingham Palace, los pequeños de la dinastía miraban lo que pasaba desde uno de los ventanales de la residencia regia.
Aunque salen al balcón en Trooping the Colour, en esta ocasión se optó por que los Príncipes de Cambridge se mantuvieran en un segundo plano. Así fue, aunque los avispados fotógrafos que disparaban instantáneas hacia la Familia Real Británica se dieron cuenta de la presencia de los hijos mayores del Príncipe Guillermo y Kate Middleton.
El Príncipe Jorge y la Princesa Carlota siguieron atentamente todo lo que pasaba, aunque no siempre les interesaba la exhibición y no dudaron en mirar hacia las personas que seguía las maniobras aéreas desde el exterior del Palacio de Buckingham.
Aunque no se portaron especialmente mal, sí realizaron algunas muecas, y en un momento dado, su niñera española, María Teresa Turrión Borrallo, mandó callar al Príncipe Jorge. Después de un bautizo un día y una exhibición aérea al día siguiente, han sido demasiadas emociones para un niño tan pequeño para estar tranquilo.