El 17 de febrero de 2012 comenzaba el principio de una larga pesadilla para la Familia Real Holandesa: el Príncipe Johan Friso había sido sepultado por una avalancha de nieve mientras practicaba esquí durante las familiares vacaciones de invierno de las que tradicionalmente disfrutaban en Austria.
En un principio, la información que divulgaba la Casa Real parecía esperanzadora, ya que hablaban de un estado grave pero estable y lo que aún era más importante, no se evidenciaban heridas ni fracturas en la columna vertebral. Sin embargo, el hermano del Rey Guillermo de Holanda había pasado 25 minutos bajo la nieve necesitando de maniobras de reanimación después de que fuera hallado por los equipos de rescate.
De la angustia inicial...
Desde su accidente, el hijo de Beatriz de Holanda permaneció en la Unidad de Cuidados Intensivos con el temor de sus médicos de que no volviera a despertarse. Y es que, el largo tiempo que permaneció sepultado le restringió la llegada de oxígeno al cerebro provocándole el estado vegetativo del que finalmente nunca se llegó a despertar. Tras conocerse el fatal accidente, el Hospital de Innsbruck se convirtió en un ir y venir de los Orange, capitaneada por la entonces Reina Beatriz de Holanda y la mujer del accidentado, la Princesa Mabel.
Allí suegra y nuera llegaron desoladas, preparándose para el peor de los presagios. Sin embargo, parecía que, aunque el estado del Príncipe Friso no mejoraba, tampoco iba a más. Por ello, decidieron trasladarle a Londres, ciudad donde el accidentado y su familia vivían alejados de la Corte después de que él renunciara a su posición en el trono para casarse con Mabel Wisse Smit.
"Londres ofrece buenas perspectivas para nosotros y nuestros hijas", decía la mujer del Príncipe Friso, justificando su decisión de optar por el Hospital Wellington como el mejor centro donde recibiría "el mejor tratamiento posible", tal y como indicaba el comunicado emitido por la Casa Real de Países Bajos.
...a los síntomas de esperanza
El Príncipe Friso llevaba 7 meses en coma cuando el Arzobispo Premio Nobel de la Paz, Desmond Tutu, afirmó que no solo había sonreído, sino que también había abierto brevemente los ojos después de que su mujer le hubiera dado un beso. Un testimonio que según indicaron diferentes medios holandeses había confesado la Princesa Mabel al religioso.
De hecho, un mes después de estas declaraciones la Casa Real emitía un comunicado afirmando que el Príncipe mostraba "en ocasiones estados de consciencia mínima ", aunque sin alentar a la familia a una posible recuperación del hijo de la Princesa Beatriz que desafortunadamente nunca acabó sucediendo.
El desenlace de un fatídico accidente
El 12 de agosto de 2013 la Familia Real emitía un comunicado en el que anunciaba el triste fallecimiento del Príncipe Friso de Países Bajos en el Palacio Huis tens Bosch de La Haya a los 44 años. Y es que el hijo de los Reyes Beatriz y Nicolás había sido trasladado hasta su país natal para pasar el verano rodeado de su familia, que finalmente le acompañó en sus últimos momentos.
Al día siguiente se publicaban las primeras imágenes de la familia del Príncipe Friso: su viuda, totalmente abatida y sus hijas, las Condesas Luana y Zaina que montaban en bicicleta en los jardines del dicho Palacio. A su lado permanecieron la hermana de la Princesa Mabel, así como los Reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Países Bajos, que trataban de arropar a su cuñada.
En la misma semana, los Orange Nassau se reunieron al completo para dar su último adiós al Príncipe Friso en una ceremonia de lo más íntima que precedió a la posterior sepultura en la localidad de Lage Vuursche, ubicada en la provincia de Utrecht y a la que escasos medios de comunicación tuvieron acceso. Aquel día, la viuda, junto a sus hijas, y la Reina Beatriz, lideraron a una comitiva que vestía de riguroso luto, a excepción de las pequeñas, que iban de blanco.
Con la elección de este lugar, se rompía la tradición familiar de que los miembros de la realeza fueran enterrados en la cripta de Delft. Sin embargo, la familia quería que el pueblo se despidiera de su Príncipe y, para ello, celebraron en noviembre de 2013 un homenaje al fallecido en la Oude Kerk de Delft a la que acudieron cerca de 900 personas y entre los que se encontraban el Príncipe de Noruega o el cantante de U2, Bono.
Son una piña
Aunque la Princesa Mabel sigue viviendo en Londres, la viuda del Príncipe Friso sigue muy vinculada a la Familia Real Holandesa. De hecho, un año después del fallecimiento de su marido ella volvió a la nieve para participar en el tradicional posado de invierno junto al resto de la familia donde se la pudo ver muy sonriente y poco a poco recuperándose de un palo tan duro.
Desde entonces sus apariciones son muy escasas y aunque en el pasado tuvieron una serie de rifirrafes que incluso obligaron al Príncipe Friso a renunciar a su derecho al trono, la desgracia parece haber solventado cualquier tipo de diferencia.
Con respecto a la Princesa Mabel, en 2015 la revista Gala publicó que podría haber rehecho su vida con Arpad Busson, un millonario francés conocido en las columnas de sociedad por haber estado con Elle Macpherson o Uma Thurman. Sin embargo, la viuda del Príncipe Friso de Holanda ha decidido dar la callada por respuesta mientras ella sigue centrada no solo en su labor solidaria, sino también como accionista en empresas de éxito.