La esperadísima boda real ha concluido, convirtiendo Mónaco en una pasarela de moda caracterizada por la carencia de riesgo. Las cámaras de todo el mundo apuntaban al principado y las invitadas han querido evitar ser el centro de las críticas en plena resaca festiva, inclinándose por el aprobado asegurado con corrección y tonos pastel, salvo contadas excepciones.
El diseño más comentado no podía ser otro que el de la novia, Charlene Wittstock, cuyo estilo sencillo quedó plasmado en el magnífico diseño de Giorgio Armani en seda duchesse. La finísima tela marcaba la silueta de la ex nadadora hasta los pies sin volúmenes, con un corte limpio donde sólo destacaban los destellos de un sutil bordado floral realizado con cristales de Swaroski y perlas. Los tonificados hombros de la sudafricana fueron protagonistas gracias a las dos bandas cruzadas que formaban el escote barco.
Wittstock paseó entre vítores a la salida del enlace seguida por una cola de cinco metros que partía de la mitad de la espalda y cubierta por un ligero y sencillo velo en tul de seda que cubría el moño bajo en que recogió su melena rubia. La novia no sólo optó por el discreto maquillaje habitual, sino que prescindió de cualquier joya, salvo por el prendedor floral con que sujetaba el velo.
Las mejor vestidas de día
Karl Lagerfeld fue uno de los invitados de excepción a la ceremonia, especialmente porque firmaba los vestidos de muchas de las asistentes. Las hermanas del Príncipe Alberto II de Mónaco eligieron dos diseños de Chanel, pero fue Carlota Casiraghi la que acaparó todos los flashes con el magnífico vestido en rosa pastel de la firma. El escote barco que dejaba al aire sus hombros continuaba con una minuciosa botonadura frontal y terminaba en un falda recta con volantes. Un amplio lazo negro destacaba en la parte de inferior del vestido, color que combinaba con las sandalias cruzadas. Un firme moño recogía el cabello de la amazona, que prescindió de las habituales pamelas y tocados, optando por una diadema cubierta de flores de la que surgía una pequeña redecilla que le cubría los ojos.
Entre las mejor vestidas no podía faltar la Princesa Máxima de Holanda, que puso el toque de color con un vestido en tono mostaza. Los sutiles fruncidos asimétricos que decoraban el pecho y la amplia flor de su hombro combinaban a la perfección con la sonrisa de la argentina, que sigue triunfando con sus estilismos allá por donde va.
La alfombra roja del enlace no dió muchas sorpresas con una colección de diseños bastante conservadores. Beatrice Borromeo, novia de Pierre Casiraghi, se alejó de sus sensuales looks habituales con un diseño corto en gris y cubierto de encaje que hubiera brillado sin las poco acertadas medias de rejilla que eligió.
Las mejor vestidas de noche
La cena de gala nocturna nos trajo un nuevo desfile y las invitadas pudieron dejar en el armario los vestidos de cóctel. La novia optó por un diseño más desenfadado para la fiesta en el Opera Garnier de Monte Carlo y lució un Armani con transparencias en el escote y volantes que le aportaban movimiento respecto al traje que luciera horas antes.
Carlota volvió a demostrar que es la más digna heredera del estilo de Grace Kelly con un Chanel azul celeste que rememoraba los años de su abuela en Hollywood. Su madre, Carolina de Mónaco, también recurrió a la firma francesa con un diseño en oscuro encaje gris que combinó con una de las joyas más vistosas de la noche, una lujosa tiara que culminaba el recogido con raya al medio.
La Princesa Victoria de Suecia optó por el escote asimétrico tan de moda esta temporada con un diseño fruncido en gris y rosa. Clotilde Courau, mujer del Príncipe Manuel Filiberto de Saboya, dió una lección de estilo con una amplia falda negra y una blusa decorada con cientos de perlas.
Las peor vestidas
Naomi Campbell se alza con el dudoso título de peor vestida y lo hace por partida doble. En la ceremonia diurna se saltó el protocolo con un diseño largo con un amplio estampado floral y por la noche se decantó por un vestido blanco con pedrería y excesivos escotes en pecho y espalda, más digno de un estreno de Hollywood.
Tatiana Santo Domingo, novia de Andrea Casiraghi, abandonó su habitual estilo boho y el vestido fucsia que eligió para la ceremonia hubiera marcado la diferencia si no estuviera coronado por un desacertado gorro de estilo casquete. Tampoco falló al 100% la elegantísima Ines de la Fressange vestida de Chanel, pero las sandalias planas y el gorro de paja ofrecían una sensación excesivamente campestre para el evento.
El peor diseño lo lució durante la noche la Princesa Camilla, mujer de Carlos de Borbón-Dos Sicilias y Duque de Castro, cuyo vistoso vestido rojo y negro con rayas sólo podía lucir aún peor con las opulentas joyas que completaban el look.