'Novia triste', 'novia a la fuga', son unos de los tantos comentarios que se hicoeron a Charlene de Mónaco el día de su boda. Y es que su casamiento fue uno de los más polémicos que haya existido por las imágenes de la novia tan triste, o los rumores acerca de que la novia días antes de la boda no se quería casar y estuvo a punto a huir. Más allá de esta multitud de rumores, Charlene de Mónaco ha querido compartir otra gran sorpresa sobre la boda que fue clave mientras se celebraba la ceremonia.
La exnadadora revela que pasó muchos nervios, tanto por los comentarios acerca de que la boda fue contra su voluntad o sobre las lágrimas que brotaban de sus ojos, como cuando fue a poner el anillo de boda al Príncipe Alberto de Mónaco, ya que se equivocó de dedo. "Estaba tan absolutamente agotada que cuando nos pusimos los anillos, yo que estaba tan nerviosa, vi que se lo estaba poniendo en la mano equivocada. Creo que Alberto me dijo algo como: 'Cariño, es esta mano".
La princesa cuenta que en ese momento no sabía donde meterse, que tanta presión le causó tal equivocación. Siguió sincerando y confesó: "Y yo me quedé: Oh Dios, me gustaría que hubieras dicho eso antes, ¡oh no! ¡Iba a por la mano equivocada! Desearía haberlo hecho mejor después de todo lo que he aprendido. Fue estresante, mucha presión". Además aclara los rumores sobre si quería huir de la boda diciendo : "Y luego comenzaron los rumores. Dijeron que estaba huyendo. ¿A dónde corría? ¿Al lado oscuro de la luna? Creo que es imposible, sin embargo, que alguien en el exterior entienda lo horrible que fue, cuánta presión había para los dos. Enorme. No lo creerías".
La Princesa triste
Parece ser que la Princesa no estaba viviendo uno de sus mejores momentos el día de su boda, por eso sus lágrimas ese día. Charlene de Mónaco comenta que el día de su boda pensó: 'Está bien, quiero quitarme toda la ropa e ir a nadar". Las noticias que aparecieron en los medios, la exnadadora lo calificó como 'mentiras categóricas'. Además, Carolina de Mónaco reconoció en su momento que la boda civil fue más emotiva que la religiosa, ya que fue más íntima, eran pocos y estaban más juntos.