La Reina Letizia llegó junto al Monarca, momento en el que se apreció su indumentaria. Para un acto tan importante, la consorte apostó por un Felipe Valera que ya había lucido el pasado Día de la Hispanidad. Se trata de un vestido-abrigo en color blanco crudo con un estampado de hojas en negro que le dio resultado entonces, y se lo ha vuelto a dar ahora.
Antes de la ceremonia saludaron afectuosamente a Eduardo Mendoza, galardonado con el Premio Cervantes 2017, que acudió al acto acompañado por sus hijos, Ferrán y Alexandre. La presencia de sus vástagos no evitó que estuviera tranquilo, ya que confesó estar muy nervioso. Sus nervios se fueron atemperando ya en el paraninfo de la Universidad de Alcalá, donde recibió de manos de Felipe VI el galardón que le acredita como ganador del premio más importante de las letras en lengua hispana.
Los discursos de Mendoza y el Rey
El autor de obras como 'La verdad sobre el caso Savolta', 'La ciudad de los prodigios' o 'Riña de gatos' pronunció un hermoso discurso en el que no faltó el humor. Con frases como "Desde niño yo quería ser escritor. Pero hasta ese momento los resultados no se correspondían ni con el entusiasmo ni con el empeño" o "Don Quijote está realmente loco, pero sabe que lo está, y también sabe que los demás están cuerdos y, en consecuencia, le dejarán hacer cualquier disparate que le pase por la cabeza. Es justo lo contrario de lo que me ocurre a mí. Yo creo ser un modelo de sensatez y creo que los demás están como una regadera, y por este motivo vivo perplejo, atemorizado y descontento de cómo va el mundo". Para finalizar, Eduardo Mendoza señaló: "Y aquí termino, repitiendo lo que dije al principio. Que recojo este premio con profunda gratitud y alegría, y que seguiré siendo el que siempre he sido: Eduardo Mendoza, de profesión, sus labores".
Por su parte, el Rey Felipe ofreció un discurso para glosar la obra y figura del escritor: "Eduardo Mendoza, a partir del talento y la excelencia que caracteriza su obra, es un verdadero artesano del lenguaje, al cual usa como una herramienta de precisión que se ajusta a los diferentes registros idiomáticos que definen a los personajes de su obra. De esta forma llega a ser un maestro en el manejo del idioma para acercarnos a diversas realidades, desde la de los diferentes grupos marginales a la de las clases altas, en diferentes épocas y en diferentes lugares; e incluso llega a recurrir a las más variopintas jergas profesionales. Mendoza ha llegado a definirse como 'un relojero de las frases'.