REALEZA ESPAÑOLA

Así es Carlos Zurita: el mejor apoyo de la Infanta Margarita y ejemplo de consorte real

Médico de profesión y aristócrata por matrimonio, el cuñado del Rey Juan Carlos vive alejado de la pompa y el boato: él prefiere centrarse en las numerosas causas que apadrina y fomenta.

Juan Salgado 09 Octubre 2018 en Bekia

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En cada uno de los escasos actos a los que acude la Infanta Margarita, hay una presencia que para ella es imprescindible. Se trata de la persona que la acompaña desde que era joven, que le prepara los discursos, que le da su brazo a la hora de caminar y que, en definitiva, aporta luz a la oscuridad de sus ojos. El doctor Carlos Zurita es, a pesar de todo, un gran desconocido y todo lo que ha hecho ha sido siempre por amor a su esposa, a su familia y al arte.

Un médico de expediente intachable

Carlos Emilio Juan Zurita y Delgado nació el 9 de octubre de 1943 y, a pesar de lo aristocrático que pueda sonar su nombre, lo cierto es que tiene procedencia plebeya. Sus padres eran un eminente médico y una farmacéutica afincados en el pueblo de Cabra (Córdoba), donde el joven Carlos fue bautizado y cursó sus primeros estudios.

Unos estudios en los que influiría enormemente la trayectoria de su progenitor, el doctor Carlos Zurita González-Vidalte, quien llegó a ser consejero de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Siguiendo su ejemplo en 1967 se licenció en Medicina en la Universidad de Sevilla, obteniendo un premio extraordinario por ser el mejor de su promoción: 14 Matrículas de Honor y 12 Sobresalientes.

Gracias a su buen expediente recibió una beca para estudiar un doctorado en el exclusivo Real Colegio de San Clemente de los Españoles de Bolonia (Italia), donde volvió a ser premiado por sus buenas notas. De ahí pasaría a realizar cursos de perfeccionamiento en el Instituto Forlanini de Roma, el Hospital Episcopal de San Lucas de Houston y el Hospital Italiano de Buenos Aires.

La culminación de esta brillante carrera especializada en materias relacionadas con el corazón y los pulmones fue cuando en 1971 lo nombraron profesor jefe de la Escuela Nacional de Enfermedades del Tórax, después renombrada como Instituto de Cardiología de Madrid.

El triunfo de una historia de amor atípica

El traslado de su Andalucía natal a la capital de España no sólo supuso un nuevo horizonte laboral para Carlos Zurita, sino que será en esta ciudad donde conozca a la persona que cambiará su vida para siempre: la Infanta Margarita. Era mujer de una clase social muy diferente a la suya, nada más y nada menos que de la realeza, pero que desde el primer momento se convirtió en su media naranja.

La hija de los Condes de Barcelona era invidente de nacimiento y a sus 30 años ya se había resignado a que nunca se casaría: sus padres no ponían demasiado interés en ello y los médicos le habían recomendado que no tuviese hijos. Sin embargo, esta situación no fue impedimento para que Carlos Zurita se fijase en ella durante una velada en casa del periodista Alfonso Ussía.

La afición que ambos compartían por la música fue clave para que congeniaran y, de hecho, su primera cita consistiría en acudir a un recital musical. La Infanta preguntaba constantemente a sus acompañantes si el físico de su pretendiente era tan bello como la noble personalidad que ella había captado al instante. Ante las respuestas afirmativas, Doña Margarita cayó rendida ante él.

A pesar de que su historia podría ser vista como un "cuento de hadas", hubo un importante obstáculo al que la pareja tuvo que enfrentarse: la oposición de los Condes de Barcelona. Don Juan de Borbón y en menor medida su esposa dudaban de las intenciones del joven médico. La perseverancia e insistencia de la Infanta Margarita fue lo que consiguió hacerles ver que Carlos Zurita era el hombre de su vida (no en vano había aprendido el sistema braille para poder cartearse con su amada).

Finalmente, tras dos años de noviazgo, la pareja obtuvo el permiso de Don Juan para contraer matrimonio: "Carlos, ¿la quieres de verdad? ¿Sí? ¡Pues adelante!". La sencilla ceremonia tuvo lugar el 12 de octubre de 1972 en la Iglesia de San Antonio de Estoril ante 200 invitados. En un alarde de su rebeldía natural, Doña Margarita llegó primero al altar y fue ella quien esperó al novio. Por si esto no fuera poco, unos días antes ella misma había mostrado el vestido de novia a su prometido.

Lejos de lo que podría ser considerado como malos augurios, la pareja decidió no hacer luna de miel. En lugar de ello se establecieron un tiempo en Buenos Aires. Allí, el doctor Zurita perfeccionó su especialidad en neumología, mientras Doña Margarita trabajaba como puericultora. Sería en la capital argentina donde la Infanta se quedó embarazada de su primer hijo.

Alfonso Juan Carlos Zurita de Borbón nació el 9 de agosto de 1973 en Madrid, demostrando así que los médicos que habían tratado a su madre estaban equivocados en su diagnóstico. Es más, a los pocos años nacería la segunda hija del matrimonio: María Sofía Emilia Carmen Zurita de Borbón (1975). Juntos formaron una familia nuclear en la que todos sus miembros velaban por hacer la vida más fácil a la Infanta Margarita, especialmente su esposo.

Su discreción, el mejor ejemplo para sus hijos

En compensación por los derechos sucesorios perdidos al contraer matrimonio, el Rey Juan Carlos quiso recompensar a su hermana y a su cuñado concediéndoles el título de Duques de Soria en 1981. Lejos de dejarse llevar por la superficialidad de la distinción, el matrimonio Borbón-Zurita decidió usarla para una buena causa.

En 1989 crearon la Fundación Duques de Soria con el objetivo de "apoyar la lengua y cultura hispánica", centrándose sobre todo en las áreas de conocimiento, investigación y conservación del patrimonio cultural hispánico. Su labor al frente de esta organización sería premiada en 2016 con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

En el caso concreto de Carlos Zurita, sus inquietudes artísticas le han llevado también a presidir la Fundación Amigos del Museo del Prado desde 1996; aunque sin dejar por ello de lado su profesión: aparte de haber seguido ejerciendo hasta los 70 años, forma parte del jurado de los Premios Rey Jaime I de Medicina Clínica y es miembro de la Real Academia Nacional de Medicina.

Todo ello lo hace sin apenas notoriedad y cobertura mediática. Se limita a ir a los actos, cumplir con su trabajo y no dar problemas. A pesar de formar parte de la familia del Rey, Carlos Zurita nunca ha buscado la fama y gracias a ello goza de la admiración y el respeto de su entorno. En él, sus hijos han tenido el mejor de los ejemplos y es por ello que los Zurita son considerados la rama borbónica más discreta y sencilla (sobre todo en comparación con los Gómez-Acebo).

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