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Carlos Felipe de Suecia y Sofia Hellqvist están contando los días para ser padres por primera vez. Según los cálculos, el bebé nacerá este mes de abril, por lo que la Princesa Sofia está a punto de salir de cuentas, y de hecho, ya ha cerrado su agenda para descansar mientras espera a ponerse de parto.
Habitualmente, cuando una pareja va a tener un hijo, todo está listo en una de las habitaciones de su vivienda, sin embargo, no es así en el caso de los Duques de Värmland, que pese a llevar viviendo juntos varios años, de los cuales uno como marido y mujer, no acaban de encontrar su sitio.
La portavoz de la Casa Real Sueca, Margareth Thorgren, ha declarado al diario Expressen, que la pareja real dejará su casa de Djurgården, una de las islas más bellas de Estocolmo, para establecerse en el Palacio de Drottningholm, lugar en el que residen los Reyes Carlos Gustavo y Silvia, que tendrán así muy cerca a su hijo, su nuera y al nieto o nieta que está a punto de venir al mundo. Allí, los Duques de Värmland tomarán posiciones en unas estancias en las que vivieron los Príncipes Victoria y Daniel hasta que se mudaron definitivamente al Palacio de Haga.
La sorprendente noticia se habría tomado por razones de seguridad, ya en la casa en la que vivían hasta ahora, Casa Real ha detectado que no se podía asegurar la seguridad de la pareja principesca, ni tampoco del bebé que está a punto de nacer, y que a buen seguro les habría hecho más vulnerables de haber seguido residiendo en la recreativa isla de Djurgården.
Ni Villa Solbacken ni Rosendal
El Príncipe Carlos Felipe y la Princesa Sofia están teniendo mala suerte a la hora de encontrar cas a, y no será por falta de oferta. Una casa de Blockhusudden, en La isla Djurgården, ha sido su vivienda conyugal desde el principio, si bien es cierto que querían dejar su casa para instalarse en otra residencia situada en este mismo lugar: Villa Solbacken.
Esta vivienda fue una herencia que Carlos Felipe de Suecia recibió de su tía abuela Lilian, que residió allí con el Príncipe Bertil. El problema llegó cuando al empezar las obras de reforma descubrieron que la casa estaba llena de asbesto, una variedad impura del amianto que se colocaba en los años setenta en algunas casas y que es muy dañino para la salud, por lo que los Duques de Värmland decidieron buscar otro lugar para vivir, al menos por el momento.
Al final se quedaron con el Palacio de Rosendal, residencia real ubicada en Djurgården que fue construida en los años 20 del siglo XIX por orden del Rey Carlos XIV Juan. Es un palacio de verano rodeado de un bonito parque que se puede visitar mediante tours guiados, y que de momento así seguirá, pues por el momento no habrá mudanza.