Iñaki Urdangarin vuelve a sus orígenes, al lugar en el que ha pasado la mayor parte de su tiempo en libertad desde que entró en la cárcel el 18 de junio de 2018, a la ciudad en la que tan feliz ha sido y en la que encontró refugio cuando más falta le hacía, pero donde probablemente pensó que no iba a volver a residir.
El exjugador de balonmano se traslada a Vitoria. Nacido en la localidad guipuzcoana de Zumarraga, residió en Vitoria, pero terminó instalado en Barcelona. Tras su paso por Washington, regresó a la ciudad condal. De ahí se marchó a Ginebra, su último destino antes de su entrada en prisión. Cuando parecía que podría quedarse en Madrid, ha sorprendido al optar por la capital de Euskadi, donde viven su madre y otros familiares cercanos.
Así, en un 2021 de cambios marcados por la obtención del tercer grado y de haber dejado el centro penitenciario de Brieva para instalarse en el Centro De Insercion Social Melchor Rodríguez García de Alcalá de Henares, donde solo tenía que ir a dormir, Iñaki Urdangarin ha pedido un cambio que le ha sido concedido.
Instituciones Penitenciarias le ha permitido cambiar Madrid por Vitoria, donde como señala ABC se traslada a la cárcel de Zaballa debido a que allí no hay un CIS como el de Alcalá de Henares. De todos modos solo tiene que ir al centro penitenciario a dormir, pudiendo pasar los fines de semana en casa de su madre, Claire Liebaert. Pernoctará en una sección específica en la que se encuentran otras personas con el mismo régimen penitenciario.
Otro trabajo y otra vida en Vitoria
Durante la semana saldrá a trabajar. Ha abandonado así el empleo que había conseguido en otoño de 2020 en Hogar Don Orione, el lugar en el que comenzó a realizar un voluntariado que le permitió salir de la cárcel durante unas horas desde septiembre de 2019. Consiguió además que el voluntariado terminase siendo un contrato de trabajo para así lograr mejores condiciones en su calidad de presidiario. En Hogar Don Orione estaban encantados con la labor del exjugador de balonmano, por lo que sentirán la marcha de Urdangarin tanto como él lamentará tener que irse.
Sin embargo, Urdangarin cree que es lo mejor. Si bien la Infanta Elena le acogía en su casa cuando no estaba en el CIS y no viajaba a Vitoria, ha preferido no abusar de la generosidad de su cuñada y pasar más tiempo con su madre, que ya es mayor y le hace mucha ilusión tener cerca a su hijo. La decisión implica que los habituales viajes de la Infanta Cristina a Madrid para ver a Urdangarin se trasladarán a Bilbao, aeropuerto que tiene conexiones con Ginebra. Desde ahí puede desplazarse por carretera hasta Vitoria para reunirse con su marido.